!!! Bienvenido ¡¡¡

Gracias por entrar. Antes de irte, echa un vistazo y comparte con nosotros. Nos interesa conocer todo lo que quieras compartir. ¿Has hecho algún descubrimiento deslumbrante? ¿Una película, un poema, un cuadro, un disco? ¿Una ciudad, un paisaje? Ábrenos una ventana y nos asomaremos.

lunes, 30 de abril de 2012

Los ballets rusos de Diaghilev, 1909/1929, en Caixa Forum


Cualquier aficionado al ballet o a las artes escénicas en general encontrará apasionante la exposición que nos ofrece Caixa Forum y que se muestra hasta junio en su sede de Madrid, Los ballets rusos de Diaghilev 1909/1929. Cuando el arte baila con la música. Allí podemos contemplar más de 200 objetos relacionados con el ballet, desde piezas del vestuario hasta elementos para las coreografías, pasando por bocetos, diseños, fotografías, maquetas, carteles, programas y películas documentales.

















Esta exposición, organizada por el Victoria & Albert Museum de Londres, se plantea como un homenaje al creador de los Ballets Rusos Serguéi Diáguilev, hombre controvertido, tachado por muchos de charlatán y dictador y considerado un genio por otros tantos, pero que fue sin duda un renovador del ballet clásico sin el que no podría entenderse la danza del siglo xx. La exposición muestra un recorrido por los escenarios y los acontecimientos más importantes que protagonizó su compañía en sus veinte años de existencia.


Los ballets rusos nacen en París en 1909, de una selección de los mejores bailarines del Ballet Imperial del Teatro Mariinsky de San Petersburgo. En 1911 se independizan del Ballet Imperial y sobreviven por poco tiempo a la muerte de su fundador, en 1929. La compañía viaja a los mejores teatros de la época y llega también a Madrid y Barcelona.

"Su éxito proviene de la apuesta por la renovación del lenguaje visual, tanto en la coreografía como en la escenografía, y del lenguaje musical. La característica esencial fue la reducción de la danza al cuerpo humano para expresar historias y emociones, ello explica el desarrollo del virtuosismo de sus bailarines", aseguran los organizadores en el catálogo de la exposición. Ni la Revolución Rusa ni la Primera Guerra Mundial parecen hacer mella en este hombre singular. Viaja a París, se enamora de las vanguardias y se hace un hueco entre los artistas más revolucionarios, a los que atrae hacia el ballet y encarga escenografías y vestuarios. En la exposición podemos ver algunos firmados por Matisse, Picasso, Braque, Derain, Goncharova, Laurencien o Chanel.











Me resultaron fascinantes las fotografías en las que aparecen bailarines como Fokine, Pávlova, Karsavina o Massine o Nijinsky, en particular este último, dotado de una gracilidad y una teatralidad deliciosas. Parece ser que Diáguilev y el bailarín vivieron una apasionada historia de amor que concluyó con el matrimonio de este último con la condesa húngara Romola de Pulszky en 1913, mientras Diághilev y el resto del ballet realizaban una gira por Sudamérica. A su vuelta, enterado del matrimonio, fue expulsado de la compañía.









La siesta del fauno, de Debussy; La consagración de la primavera, de Stravinski; La Bella Durmiente del bosque, de Chaikovski; Giselle; Scheherazade ... De la mano de Diaghilev y con las coreografías de Fokine, Nijinsky reinventaba la danza. Ravel, Satie, Falla, Stravinsky, Prokófiev, Rimski-Kórsakov, los músicos más importantes del momento trabajaban con la compañía.

Mientras recorría la exposición, vi un joven bailarín ensayando una postura frente a una foto de Nijinsky en el escenario. Me enterneció.

Os dejo un documento fantástico, unos minutos de La siesta del fauno rodado en 1912. Aunque la calidad de las imágenes no sea buena, tiene un enorme encanto. En el vídeo siguiente podéis disfrutar de un recorrido por la muestra.




domingo, 29 de abril de 2012

Recordando a Kavafis



Hace 149 años que nació y murió uno de los poetas que más marcaron mi juventud, Constantino Kavafis. Rescato de mi biblioteca sus obras completas, y entre todos los poemas subrayados elijo uno, para recordarlo.

Che fece... Il gran rifiuto

A ciertas personas llega un día
en que deben decir el gran Sí o el gran No.
Pronto aparece quien dentro lleva
presto el Sí, y diciéndolo prosigue

adelante en su honor y propia convicción.
Quien dijo NO, no se arrepiente. Si de nuevo le preguntaran,
diría no otra vez. Pero ese No -legítimo-
para toda su vida lo avasalla.

"Hay amores", Shakira

Victoria Atencia, "Mar"


Mar

Bajo mi cama estáis, conchas, algas, arenas:

comienza vuestro frío donde acaban mis sábanas.

Rozaría una jábega con descolgar los brazos

y su red tendería del palo de mesana

de este lecho flotante entre ataúd y tina.

Cuando cierro los ojos se me cubren de escamas.

Cuando cierro los ojos, el viento del Estrecho

pone olor de Guinea en la ropa mojada,

pone sal en un cesto de flores y racimos

de uvas verdes y negras encima de mi almohada,

pone henchido el insomnio, y en un larguero entonces

me siento con mi sueño a ver pasar el agua.

sábado, 28 de abril de 2012

Grupo 7, la última película de Alberto Rodríguez


Grupo 7, la nueva película de Alberto Rodríguez, me ha gustado mucho. Últimamente estoy disfrutando de la afición que nuestros directores de cine han tomado al género negro, y eso que las películas violentas en principio me aterran, y termino con los ojos tapados, espiando por una rendija el final de la secuencia en cuestión. Pues así y todo hay unas cuantas que han merecido la pena el mal trago. Grupo 7 cuenta con un estupendo guión, eficaz y ágil, la peripecia es creíble y el ritmo se mantiene durante la hora y media. Cuenta la historia de un grupo de policías que forman una brigada anti vicio en la Sevilla previa a la Exposición Universal de 1992. Es una película de acción donde vemos tiroteos, persecuciones, violencia psíquica y física ejercida a veces contra los protagonistas y otras por ellos contra camellos, prostitutas, ladrones o drogadictos. Retrata un mundo en el que la frontera de la ley es una línea difusa, en el que los policías y los delincuentes no son muy distintos. Una película dura pero también emotiva, que habla de lealtades, de mentiras, del miedo y la ternura.

Me gustó mucho el trabajo de los actores. Espléndidos Antonio de la Torre, Mario Casas y Joaquín Núñez. Os dejo el trailer.

Street Dance , último baile



Fantástica coreografía y excelentes bailarines.

viernes, 27 de abril de 2012

David Airob, World Photo de Arquitectura con el Niemeyer

Esta imagen pertenece a una serie realizada por el fotógrafo de La Vanguardia David Airob sobre el Centro Óscar Niemeyer de Avilés, y ha obtenido el World Photo de Arquitectura concedido en la noche de ayer. Una foto espléndida.

Francesca Woodman


Resulta brutal contemplar las fotografías de Francesca Woodman, palpar en ellas su dolor, y saber que poco después de realizarlas se suicidaría. No puedes evitar pensar que estas imágenes pudieran ser un grito pidiendo auxilio, y siento el sufrimiento y la frustración de esos padres, hoy custodios de su legado, cada vez que contemplen a su hija en estas dramáticas imágenes.
















Realizó su primera exposición en 1976, a los dieciocho años, y se suicidó en 1981, poco antes de cumplir los veintitrés. En la inmensa mayoría de sus fotografías es ella el objeto retratado. Su cuerpo como médium, como herramienta para expresar sus sentimientos, su soledad. En general elige habitaciones vacías, abandonadas, deterioradas por el tiempo, y esa decrepitud contrasta con la belleza de su cuerpo desnudo, tan joven, tan poderoso y delicado.
















Antonio Muñoz Molina, en un precioso artículo que le dedica en el diario El País, dice que "es preciso dejar de lado en lo posible la leyenda póstuma para mirar esas fotografías: sin ver en ellas un anticipo de la muerte tan próxima". Imagino que tal esfuerzo de abstracción es imprescindible si se pretende realizar una labor crítica, esfuerzo exigible a los profesionales, sin duda alguna, pero que yo no estoy dispuesta a realizar. Porque la realidad es demasiado contumaz, y el grito que estas imágenes profieren resulta atronador.

















Fijaos en estas imágenes, en la de la izquierda, por ejemplo. Al principio no vemos a Francesca, no la distinguimos en la foto. Vemos la esquina de una habitación que parece haber sido abandonada por sus dueños, todavía con los restos de la mudanza, papeles y plásticos desechados y olvidados. Cuando dejamos atrás una casa en la que hemos vivido, y antes de cerrar la puerta a nuestras espaldas, echamos un último vistazo, nos embarga esa sensación de desconsuelo que inspira esta imagen. Y en la esquina está ella, cubierta con un plástico: es un objeto olvidado?, se ha camuflado para permanecer? Una presencia fantasmal, una sombra del pasado. Y la fotografía de la derecha. Mirar estas imágenes me resulta desolador.
















"Sus fotos reabren un espacio de misterio y silencio que alude a la médula misma de ese arte al que ella eligió dedicarse", afirma Muñoz Molina. Estos día el Guggenheim de Nueva York le dedica una retrospectiva. Hace algún tiempo fue la galería La Fábrica de Madrid la que mostró parte de su trabajo, al tiempo que editaba un espléndido volumen que recoge su obra. Un trabajo que a nadie puede dejar indiferente.

















En el vídeo, más de su trabajo.

jueves, 26 de abril de 2012

"Piedras", en Nada que decirte


Piedras

"Primero borré la última frase, la de la costumbre de mi amigo. Luego la frase anterior, la del aroma que le sobrevino a mi memoria cuando regresé al colegio treinta años más tarde. Dudé un momento, quité la otra línea, la que hacía referencia a los dibujos cambiantes que solía encontrar en las baldosas del baño. Releí luego la del mensaje que ella había dejado pegado en la puerta de la nevera. No dudé en eliminar la bobería ésa de la tarde melancólica. Sólo dejé escrita la primera oración. En la que digo desconocer por qué estoy reteniendo el llanto. Menos es más, pensé, no demasiado convencido de haber hecho bien. Deseché, antes de escribir, lo de las piedras de la pecera vacía."

Este mini relato es obra de Blanco, que se presenta a si mismo diciendo que "escribe guiones y otros signos de puntuación" y que tiene un blog muy aconsejable, Nada que decirte.


Elvis Presley, "Love Me Tender"



Incomparable Elvis. Nadie ha cantado las baladas como él.

miércoles, 25 de abril de 2012

Memoria de la nieve, por Xuan Bello


Entre Uvieo y Xixón, en coche por la autopista, vi esta mañana las montañas blancas; casi puedo transformar lo que vi en sentimiento, en experiencia no por fingida menos vivida: algo tiene la escritura, estas manchas negras de tinta sobre el papel blanco, de nieve encendida, de memoria recobrada a voluntad que cae incandescente y de repente se deshace en las manos de un niño. Yo vi las montañas transformarse en un milagro de frío y altura; sobre el parabrisas, también, los copos de nieve deshaciéndose. Me imaginé que estaba allí, en aquella altura, y que el mundo estaba sometido por ese silencio de la nieve cayendo, como en el libro de Joyce, sobre los vivos y los muertos. La nieve es un camino abierto que lleva siempre a casa.

He de escribir, no sé por qué, unas líneas sobre Francisco Umbral, pero tengo lejos mi biblioteca y he de recurrir a mi memoria. Aquel día también nevaba y debe de ser por eso. Yo había visto, en el quiosco, una novela: Las ninfas; en la escuela, nos advirtieron contra su lectura. Era lo que faltaba, era lo que nos faltaba. No sé si don Emilio, el padre escolapio que veía en aquel libro un signo inequívoco del fin del mundo, tenía sobre él prevenciones morales o simplemente se dejaba escandalizar por la sugerencia del título. Era una persona leída que nos recomendaba, cada dos días, al primer y último Azorín.

–El del medio, no lo duden, sáltenselo –aclaraba acariciando una regla de metro y veinte, haciéndola palmear de repente sobre su mano.

Yo tenía once años, quizás doce para trece, no lo recuerdo: si el buen padre no me llega a avisar, ¿habría yo sisado del bolso de mi madre la sesenta pesetas –un capital—que costaba el libro? Lo señalé avergonzado en el mostrador del quiosco, pero el librero pensó tal vez que era para mis padres. La púdica portada negra de la portada, con su áncora y delfín, contrastaban con aquellas palabras, Las ninfas, que eran las que a mí me quemaban la conciencia. Había robado a mi madre, había comprado un libro pornográfico, había llevado la contraria al padre Emilio, que nos hablaba maravillas de su Valencia natal y a que a veces se soltaba en su acento en catalán para demostrarnos que el mundo era mucho más complejo. La noción del pecado, por aquel entonces, era algo tan real como sólido. Guardé el libro en mi trenca. Eché a andar camino de mi casa y empezó a nevar.

Un libro siempre es un documento de civilización. Ahora pienso que aquel quiosquero era un heraldo de la Transición, alguien partidario de que se prohibiera prohibir. Leí aquellas páginas hasta la extenuación, cayendo de bruces sobre una vida que ni sospechaba pudiese reflejar la mía. No creo que, por aquel entonces, entendiese demasiado lo que decía el libro, que para mi disgusto inicial poco o nada tenía de pornográfico, pero sí de turbador; fue una de las primeras migas de pan de ese cuento de Pulgarcito que es la Literatura. Ya saben: una familia numerosa vive en el límite de un bosque. Los padres están angustiados porque no tienen con qué mantener a sus hijos y deciden abandonar al más pequeño, Pulgarcito, en el centro del bosque donde lo devorarán las fieras. Pero el niño, que además de diminuto es muy precavido, se lleva libros que va leyendo y va abandonando por el camino señalando el camino por si algún día ha de volver.

A veces, Pulgarcito, se acuerda de algunos libros que dejó por el camino. Por ejemplo, aquel que se titulaba Las Ninfas y que tuvo la oportunidad agradecerle en persona a su autor, muchísimos años después, a la salida de una conferencia en Uvieo de Tribuna Ciudadana. Nunca olvidaré, sin embargo, el día de mi primer lñbro comprado: el mundo se iluminaba apenas con electricidad de 125 voltios y la noche, de repente, adquirió otra luminosidad. La nieve caía sobre Ciudad Naranco.

También hoy amenaza caer la levedad de la nieve. Tras las ventanas advierto signos de que chispea y no. Leo, mientras tanto, Flying at Night de Ted Kooser. Estoy seguro de que este poema, “Escogiendo a una lectora”, no le desagradaría del todo a Francisco Umbral:

Lo primero de todo, tiene que ser bella

y encaminarse lentamente hacia el estante

donde mi libro sueña sus dedos sobre sus páginas.

No ha tenido tiempo para lavarse el cabello

y de vez en cuando lo aparta sobre su nuca

recordando algo importante. Ha de vestir

una gabardina suficientemente vieja y sucia

porque no ha tenido dinero para llevarla a la tintorería.

Llegará donde sueña mi libro, se pondrá las gafas,

y hojeará mis poemas prevenida pues ya sabe

que es más fácil enunciar la maravilla que crearla.

Se dirá a sí misma: “Por este dinero

puedo ir a la peluquería o comprarme una gabardina nueva”;

y sin embargo cogerá mi libro, acariciándolo.


Otro delicioso relato de Xuan Bello, que robo de su página web.

martes, 24 de abril de 2012

"El siglo XXV: una hipótesis de lectura", por Vicente Molina Foix


" Leer por gusto, para matar el rato y así ganarse tal vez la eternidad, ha sido siempre el motivo de esa búsqueda de la felicidad y el conocimiento que es la lectura, y como en todos los actos humanos innecesarios o superfluos -a la vez que trascendentales- el acompañamiento personalizado, irrepetible (aunque tu ejemplar sea uno entre un millón que otros desconocidos leen en ese momento), fungible, de un libro físico, añade al acto de leer un componente sensual y sentimental infalible. El tacto y la inmanencia de los libros son, para el amateur, variaciones del erotismo del cuerpo trabajado y manoseado, una manera de amar tradicional que, justo es reconocerlo, no pocas personas rechazan, prefiriendo el contacto sexual con aparatos, figuras de holograma y voces pregrabadas, lo que antes se conocía como telephone sex y pronto será, no lo dudo, digital sex, seguramente operado, como la telefonía móvil de alta gama, sin manos."

Transcribo un extracto de un arículo firmado por Vicente Molina Foix y publicado por el diario El País el 3 de diciembre de 2011, en el que el escritor reflexiona sobre el libro electrónico.

Aurelio González Ovies, un poema



Sobre la superficie

de las cosas

se va posando

el tacto

de las manos

y hacemos nuestro

instante

el instante que pasa:

vacío, soledad

incertidumbre

sombra.

Nada.


Aurelio González Ovies es un poeta asturiano cuya obra me encanta. Estos versos pertenecen a su poemario Esta luz tan breve.