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viernes, 16 de mayo de 2014

"La rubia de ojos negros", de Benjamín Black

"La calle estaba desierta y una neblina cálida descendía flotando de las colinas. En la acera de enfrente, los eucaliptos permanecían inmóviles bajo la luz de la farola. Parecían una banda de amonestadores, observándome en silencio mientras me metía en el Oldsmobile. ¿No me lo habían advertido? ¿No me habían dicho que era un idiota cuando, aquella noche, me quedé quieto en los escalones de secuoya en lugar de intentar detener a Clare Cavendish en su precipitada marcha?

Crucé la ciudad a una velocidad excesiva, pero afortunadamente no me topé con ningún coche patrulla. La luna creciente flotaba en la niebla frente a mí cuando, al llegar a la costa, giré a la derecha. Olas fantasmales rompían bajo la luz de la luna; más allá de las mismas la noche era una oquedad negra y sin horizonte. Necesito a alguien, me había dicho, necesito a alguien.

Giré el volante para atravesar la verja  del Pavbellón Langrishe y apagué las luces de cruce, tal como me había pedido Clare. No quería que nadie se enterara de mi llegada; imaginé que al decir "nadie" se refería a su madre; tal vez también a su marido. Conduje hasta el lateral de la casa y aparqué frente al invernadero. Algunas ventanas estaban iluminadas, pero no parecía haber nadie en ninguna de las habitaciones."


Banville metamorfoseado en Black resucita a Raymond Chandler en esta novela negra que tiene el olor y el sabor del clásico y que se lee de un tirón. Perfecta para descansar. Muy entretenida.

jueves, 15 de mayo de 2014

"La cuarta contrarreforma", por Rafael Argullol

"En medio de una notable ignorancia social y de una absoluta indiferencia política España está arruinando, de nuevo, las posibilidades de construir una comunidad moderna y culta. Cada vez es más evidente que el desastre puede comprometer el futuro a lo largo de décadas, sino de todo el siglo XXI. Me refiero al progresivo deterioro de la cultura y al drástico abandono de programas de investigación científica que tienen su encarnación más evidente en el éxodo de decenas de miles de graduados universitarios. Lo que está en marcha es una auténtica contrarreforma, la última de las que han impedido el acceso a una sociedad con arraigo ilustrado.

Sin embargo, esta nueva contrarreforma, quizá por ingenuos, nos ha sorprendido a muchos de los que pensábamos, hace unos lustros, que, por fin, España avanzaba por la senda de una mentalidad moderna. Aunque aparenten ser muy lejanos no lo son tanto los años en que parecían encauzarse poderosas energías en esta dirección. Pese a las servidumbres políticas de la Transición, no hay duda de que la primera etapa democrática se vio impulsada por las tendencias hegemónicas en la cultura antifranquista, de manera que el modelo que se dibujaba para la nueva España se sustentaba en criterios modernos, laicos, ilustrados, federales y, pese a la aceptación obligada —o casi— de la Monarquía, republicanos. Durante una veintena de años, hasta mediados de los noventa, aquel modelo implicó las complicidades suficientemente fuertes y eficaces como para que, si gustan estas denominaciones, se pueda hablar de una Generación de la Democracia, con una acentuada excelencia en el terreno de la creación y el pensamiento —homologable a lo que en aquellos momentos se realizaba en Europa— y un reforzamiento sin precedentes de la investigación científica.


Muchos de los científicos que ahora dejan las universidades españolas emprendieron entonces el camino opuesto para fomentar aquí centros prometedores, que dieron frutos notables en los años inmediatos. Con el cambio de siglo y las nuevas condiciones políticas aquel juego de complicidades intelectuales, procedente de la cultura antifranquista, fue debilitándose progresivamente, hasta el punto de que el ideal ilustrado dejó de estar en el centro del tablero. Los años de la opulencia especulativa no llevaron, para nada, aparejados, años de opulencia cultural. Finalizados aquéllos, e instalados en la hipócritamente llamada austeridad, se pusieron en marcha los mecanismos del desmantelamiento científico y del desprecio por la cultura. Aquella nueva España democrática —laica, moderna, ilustrada— era arrojada al desván de las ilusiones perdidas mientras ocupaban el escenario una debilitada dignidad escéptica y un cada vez más vociferante coro contrarreformista. Es, y ojalá me equivoque, una contrarreforma en toda regla, sucesora y consecuencia, al menos en parte, de otras contrarreformas que jalonan la historia de España, y con las que somos poco dados a confrontarnos críticamente."
(Sigue)

Merece la pena leer el artículo completo, firmado por Rafael Argullol y publicado el 10 de mayo por el diario El País

martes, 13 de mayo de 2014

María Victoria Atencia, dos poemas

Razón del vuelo

Y estabas y no estabas y seguías
siendo tú mi carencia y yo tu olvido
en aquel hueco azul interminable por el que una bandada
de herrerillos rayaba su alborozo
tan ajeno a que fueses su causa y el motivo
de un ruidoso traslado sin más razón que el vuelo,
que el  propio vuelo que los sostenía
-casi al alcance de mis manos-
en el azul aquel interminable.


Sazón

 Ya está todo en sazón. Me siento hecha,
me conozco mujer y clavo al suelo
profunda la raíz, y tiendo en vuelo
la rama, cierta en ti, de su cosecha.

¡Cómo crece la rama y qué derecha!
Todo es hoy en mi tronco un solo anhelo
de vivir y vivir: tender al cielo,
erguida en vertical, como la flecha

que se lanza a la nube. Tan erguida
que tu voz se ha aprendido la destreza
de abrirla sonriente y florecida.

Me remueve tu voz. Por ella siento
que la rama combada se endereza

y el fruto de mi voz se crece al viento.


Dos maravillosos poemas de María Victoria Atencia, que ha recibido hace unos días el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.

domingo, 11 de mayo de 2014

La Orquesta de Cadaqués y Sir Neville Marrimner

Sir Neville Marriner, del que se celebra este año su 90 aniversario, es una de esos maestros legendarios que aún continúan en activo, aportando su sabiduría a formaciones jóvenes como esta Orquesta de Cadaqués, que hace unos días nos ofreció un apreciable concierto en el Audirorio de Madrid. Me gustó más cómo sonaba la orquesta de lo que me emocionó su repertorio. Comenzó con Catalonia, de Albéniz, que no logró conmoverme. Sí disfruté enormemente con el Concierto para piano y orquesta núm. 2 de Chopin, una pieza preciosa muy bien interpretada por el joven pianista Daniil Trifonov, cuya actuación fue muy aplaudida por el público. Escuchar a Chopin siempre es un gozo.


La segunda parte estuvo dedicada a la Sinfonía núm. 4 en la mayor, "Italiana", de Mendelssohn, una pieza alegre y luminosa que el compositor escribió durante su estancia en Roma, cuyo sabor mediterráneo y celebración de la vida se corresponden con las impresiones que la ciudad italiana produjeron en el alemán :"Hay un sol calidísimo, un cielo azul, un aire limpio... Es increíble la impresión que causa este aire, esta serenidad y, cuando hoy me he levantado y he visto reaparecer el sol, me he alegrado ante el pensamiento de que no haría nada. Todos salen a callejear de un lado a otro y se goza de la primavera en diciembre. A cada momento se encuentran amigos, después se dejan, se queda uno solo y se puede soñar... Los montes Sabinos están cubiertos como una aparición de ensueño...", escribió el 20 de diciembre de 1830.

Os dejo con Chopin:

sábado, 10 de mayo de 2014

En Brasil

Como casi siembre, los grafiteros ponen el dedo en la llaga.

Una imagen

No sé quién es el autor de esta fotografía, que me ha enternecido enormemente. Por ende, tampoco sé quien es esta anciana, ni dónde se tomó la imagen. Pero me resulta insólita y esperanzadora. Insólita porque, pobre de mí, víctima de todos los prejuicios, me sorprende ver a una anciana ataviada como las campesinas poco letradas de la Europa profunda enfrascada en la lectura, mientras sujeta con mimo a quien, sospecho, son su única compañía. Y esperanzadora porque si personas tan poco sospechosas de "intelectualidad" confían parte de su felicidad a las páginas de un libro, no todo está perdido. Sé que soy un saco de tópicos, pero poco más puedo ofrecer.

viernes, 9 de mayo de 2014

"Tren de noche a Lisboa", de Filip Zumbrunn

De "Tren de noche a Lisboa" me gustó casi todo. Para empezar, su peripecia: un profesor emprende un viaje inesperado a Lisboa en busca del autor de un libro que cae en sus manos en excepcionales circunstancias. Emprende así una aventura que aúna la acción detectivesca con la revisión del pasado inmediato de Portugal, reviviendo los prolegómenos de la Revolución de los Claveles y la caída de la dictadura en el país vecino. Siempre es un placer reencontrarse con los queridos paisajes lisboetas, esta vez de la mano de un actor que siempre me fascina, Jeremy Irons. Un viaje iniciático para este viejo profesor de latín, que le cambiará la vida. Aceptable la adaptación del bestseller de Pascal Mercier, con guión de Ulrich Herrmann y Greg Latter. Lo peor, cierto aire de artificiosidad del que no soy capaz de desprenderme durante su proyección.











No se trata de un film excepcional, aunque me mantuvo entretenida e interesada durante hora y media. Os dejo el trailer:

jueves, 8 de mayo de 2014

"Gobernación", por Javier Marías

El ‘caso Gürtel’, por el que al cabo de cinco años todavía no se ha condenado a nadie. El caso Bárcenas, individuo que trabajó para el PP durante un par de decenios y al que nadie de ese partido parece haber conocido nunca; sigue sin saberse de dónde sacó los cuarenta y tantos millones que guardaba en Suiza, de los cuales nada ha devuelto. Donaciones en negro, contabilidad B. Los dirigentes madrileños Ignacio y Botella, jamás votados por nadie. Sus predecesores, Aguirre y Gallardón, se comprometieron para cuatro años, pero de lo dicho no me acuerdo. Millones gastados en las tres candidaturas olímpicas de Madrid; tres veces, tres ridículos, tres fracasos. Concesiones y coba sin fin al turbio magnate Adelson para que instalara sus casinos en la región; aún quiso más facilidades y más adulación y se marchó: otro fracaso (para los políticos, no para la población). Las autopistas de peaje de la zona no las utiliza nadie, sus pérdidas las sufragaremos ahora los contribuyentes, un fracaso más. La faraónica Ciudad de la Justicia, abandonada a medio hacer, más millones para nada. El aeropuerto de Castellón, y el de Ciudad Real, sin un solo avión; el primero ofrece, en cambio, una monumental cabeza de su creador, Carlos Fabra. Este ex-Presidente de Dipu­tación (largo tiempo) tiene juicios pendientes y en alguno ya ha sido condenado; levemente, faltaría más. Más millones a la basura de la TV Valenciana, suprimida ahora; más de TeleMadrid, tan mala y sumisa que ya no le quedan espectadores. TVE cada día más parcial e incompetente, sus telediarios un permanente y tendencioso desastre. Palacios de las Artes que se caen a pedazos o que carecen de función: apenas si se utilizan y costaron un dineral.
(Sigue)

Lúcido y demoledor análisis de la realidad, firmado por Javier Marías y publicado por El País Semanal el 4 de Mayo de 2014

miércoles, 7 de mayo de 2014

Jesús Catalá, obispo de Málaga, compara el matrimonio homosexual con el de una recién nacida y un septuagenario


Jesús Catalá, el obispo de Málaga, comparó hace unos días el matrimonio homosexual con un matrimonio entre "una recién nacida" y "un hombre de 70 años" o "un hombre y un perro", según testigos presenciales citados por medios locales. Lo hizo ante un auditorio formado por jóvenes de varios colegios e institutos religiosos, en el Colegio San Estanislao de Kotska, el centro de los jesuitas en Málaga.


"Es mejor estar callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas definitivamente"

Franz Liszt, Rapsodias Húngaras



Ya que estamos en tierras húngaras, como no recordar las maravillosas Rapsodias Húngaras de Franz (Ferenc, en su idioma) Liszt, que se definía a sí mismo como "medio gitano". La influencia de la música tradicional de este pueblo se encuentra en toda su obra, pero principalmente en estas piezas. Os ofrezco la conocidísima Núm. 2.

martes, 6 de mayo de 2014

El Firkász, un restaurante delicioso para comer en Pest

Como la cabra tira al monte, no me pude resistir a comer en este café-restaurante del norte de Pest el día que visitamos la Isla de Margarita, un parque sin gran interés donde se encuentran las ruinas del Convento Dominico donde profesó Santa Margarita, hija del rey Béla IV, en la segunda mitad del siglo XIII. El Firkász (que así se llama el café), que se podría traducir por El Gacetillero, es un encantador restaurante con aire retro, montado por antiguos periodistas, cuyas paredes se tapizan con objetos alusivos a la profesión.






















Budapest es una de las ciudades europeas que conozco en la que mejor he comido por menos dinero. El plato del día, en cantinas y pequeños establecimientos fuera de los circuitos turísticos, es excelente, muy abundante y asequible. Pero hay que tener cuidado porque casi todos los platos están elaborados con carne y puedes terminar saturada. Alguien me comentó que es el único país en cuyo menú se encuentra la carne rellena de carne. El gulash es contundente pero insuperable, y recuerdo con nostalgia una sopa deliciosa de ajo (sorprendentemente sabía a champiñón) que se presenta con un delicioso rodete de esponjoso pan (sus panes son inolvidables) y una salsa agria. Una delicia.



lunes, 5 de mayo de 2014

Los rastros del comunismo en Budapest

Del reciente pasado comunista de Hungría no quedan grandes vestigios en Budapest, o al menos yo no los percibí en mis paseos por la ciudad. Quizá sí ese furor por entrar cuanto antes en la órbita capitalista, un ansia de modernidad que se palpa en los bares de copas, en los pequeños restaurantes atestados de gente joven. Como en cualquier ciudad del mundo occidental, la chavalería vive pegada a sus móviles y se uniforma con la misma falta de gusto que en Madrid o Nueva York. Al menos para mi rancio sentido estético.























No me dio tiempo a visitar el célebre Parque de las estatuas, donde se conservan más de cuarenta estatuas de Lenin, Marx, Béla  Kun  y demás ilustres líderes  de los trabajadores, algo parecido al cementerio de los elefantes, que despierta mi curiosidad. Entre otros "tesoros", conservan una reproducción de los restos de las botas de Stalin. También me hubiera gustado conocer el Cementerio de Kerepesi (me fascinan los cementerios), donde se encuentra un monumental Panteón del Movimiento de los Trabajadores donde reposan los restos de los mandamases comunistas.



























En vez de ello, dimos con este genial bar de copas, atestado de gente joven. Me divirtió su irreverencia.

domingo, 4 de mayo de 2014

"Obra social", por David Trueba

El pragmatismo del lenguaje inventa expresiones que definen ideas. La expresión de Obra Social hizo fortuna para referirse a la obligación bancaria de devolver a sus entornos algo de lo que extraía de ellos. De entre las ruinas que deja la crisis no ha habido casi nadie que lamente la desaparición de las cajas, arruinadas desde dentro por esmerados profesionales de ese arte de vaciar la riqueza de tu empresa mientras cobras un sueldo estremecedor. Arte que ahora apreciamos con enfado, pero evidente admiración. Sí, señores. Para proceder al butrón practicado desde el despacho directivo y no desde un local anexo era imprescindible la colaboración de un manto político expresado en consejos de dirección donde figuraban desde tontos útiles hasta tontos inútiles, pero siempre todos haciéndose el tonto, como se desprende de sus rarísimas declaraciones ante los tribunales que se atreven a juzgar estos casos.

Una vez destrozado el juguete, la sociedad da por perdidos sin remedio esos flecos de obra social. Hoy, cuando el emprendimiento es una expresión que todos acarician pero que casi nadie aviva, la gente con ideas se ve obligada al exilio o el desánimo. Pero la obra social necesitaría extenderse más que nunca como refugio de una sociedad que provoca desarraigo, violencia y soledad. Para entender esta deriva es necesario permanecer atento y sosegado frente a muchas noticias. Muchas veces la tendencia consiste solo en recrearse en sus formas más morbosas, —que si martillazos, que si cuchilladas, que si suicidios o envenenamientos—. La noticia se pervierte si uno se queda en la superficie.


Pero, si ahonda, se descubren carencias, una precariedad de medios de vida casi insultante que imposibilita mirar hacia adelante, que enquista los rencores y dificulta que mucha gente pueda aspirar a un futuro decente, lo cual siempre provoca un violento presente. Obra social puede definir esa imperiosa necesidad de una economía de la decencia, que sea rentable pero también contribuya a la convivencia. Prueben a establecer su propia categoría y definición cuando oigan hablar de nuevos crímenes y sucesos escabrosos: basta con trazar una línea que transparente su relación directa con la crisis. Es violencia económica. Como hay violencia machista, racista, ideológica o religiosa.

David Trueba, diario El País, 1 de mayo de 2014

sábado, 3 de mayo de 2014

"Resumen", de Luis García Montero

No existe libertad que no conozca,
ni humillación o miedo
a los que no me haya doblegado.
Por eso sé de amor,
por eso no medito el cuerpo que te doy,

por eso cuido tanto las cosas que te digo.

Censurar a Banksy

Hace unos días apareció en la calle Hewlett de la localidad inglesa de Cheltenham esta genial pintada de Banksy, en la que se ve a tres individuos colocando escuchas en una cabina telefónica. Unos días después apareció como os muestro abajo a la izquierda, con las caras tapadas por pintura blanca, que los vecinos de un bar cercano se apresuraron a limpiar antes de que se secara. No puedo comprender la motivación de los censores para borrar el rostro de los espías. ¿Se sentirían identificados? Inexplicable. Esperemos que no vuelvan a las andadas y conservemos otra de las geniales obras de este genial representante del mejor arte urbano.



viernes, 2 de mayo de 2014

"La vida de los libros", por Xuan Bello


No tengo ganas de bailar. El alma erizada, como con frío por dentro, se niega a levantarse sobre sus pies y en un revuelo arroparse de nubes, colores suaves y esperanzas futuras. Soy, a mi pesar, un ser invernal: ahora que la primavera ha venido, y nadie sabe cómo ha sido, ¿cómo esperar el milagro de la primavera? Tantas veces el amor sucede mientras llega, tantas veces la dicha es tan sólo preparar la fiesta. Mi amigo Víctor Márquez Pailos, que es como un gato a punto de saltar de la quietud al silencio, distingue entre desesperación y desesperanza; la desesperación reside en la décima de segundo; la desesperanza en un tiempo que ahonda sus raíces en la finitud de lo eterno. No sé si estoy de acuerdo, o sí: sé que la esperanza –lo decía Ángel González en un poema—es tan sólo la raíz del miedo. Él es monje y poeta, yo medio poeta y casi payaso. Tesis: todos los héroes, ante su destino, se comportan con desesperanza. Antítesis: mi padre, que tenía un humor negro muy triste, me contó en una ocasión una anécdota que nunca he olvidado. En los días de nuestra última Guerra Civil el ejército nacional capturó en una acción militar a un maestro republicano movilizado. Otros atribuyen esta misma anécdota a Pedro Muñoz Seca y quienes le juzgaban eran miembros de un tribunal militar republicano. Sea como fuera, a cualquiera de los dos le juzgaron sumariamente y su condena fue el pelotón de fusilamiento. Se le permitió ante el tribunal militar, por darle una apariencia de legalidad, que dijese unas últimas palabras en su propia defensa. El reo hizo su alegato: «Aunque me matéis, hay algo que no me podréis quitar nunca. Puede que vuestros cañones vuelen los cimientos de mi idea de justicia, puede que acabéis con todo lo que amo y he soñado por el bien de la Ciudad Justa. Os lo concedo, podréis hacerlo con vuestra fuerza bruta. Pero nunca conseguiréis acabar con mi condición humana, nunca estaréis a la altura del miedo que tengo».
Síntesis: son sólo días. Todos tenemos días. Días buenos, días malos, días que se pierden en la estrecha rendija de nuestra vida y que vuelven sin embargo tercos cuando menos se lo espera uno. En días así me refugio en los libros. Al tiempo que maldigo haber leído –en España no saber leer otra cosa que el Boletín Oficial del Estado te confiere unas ventajas envidiables– vuelvo a leer y releer lo vivido. Sé que en alguna página encontraré consuelo, revelación, algo que calme al menos este desasosiego quieto, estas aposentadas ganas mías de encontrar la salida del laberinto de mi vida. Hace unos días fue el 23 de abril, el día del libro: todos lo celebramos con ansiedad desudada obviando –un año más– que en el único sitio de España donde se celebra de verdad esta fiesta de la cultura es en la parte más civilizada de España, en Cataluña.
Los libros, para los que se anuncia su defunción inmediata, no mueren pues se quedan en la memoria aunque sea en la de unos pocos. Salvador Espriu, el gran poeta de Sepharad, nunca tuvo una biblioteca. Leía una vez el libro que compraba. Si le gustaba mucho o le inquietaba demasiado lo leía dos veces. Después se lo regalaba a algún amigo. En su casa sólo conservaba una Biblia no tanto como símbolo religioso, que también, sino como metáfora de la biblioteca que podría haber tenido. De joven, aún adolescente pues tardó en madurar, vio cómo el ejército nacional recién llegado a Barcelona quemaba en la calle la biblioteca de su padre. La impresión, el agravio, la vergüenza fueron enormes: se prometió a sí mismo que nunca volvería a sufrir ni él ni su familia tal afrenta.
Disculpen ustedes pero hoy busco algo que me consuele. La verdad es que sólo quiero que cuando venga la muerte no me encuentre muerto. Y que, como en aquellas páginas de Alberto Manguel, cuando el delirio del pentotal me lleve hasta las puertas del paraíso, el bonachón de San Pedro me diga:

–Vamos a ver: has leído a Catulo, a Petrarca y a Dante: sabes lo que es el amor y la incertidumbre del amor; has leído a Camões, a Safo y a Baudelaire: sabes lo que es la pasión; has leído a Cicerón, a Montaigne y a Shakespeare; y a Cesare Pavese, Jorge Luis Borges y a Idea Vilariño. ¿No esperarás encontrar nada nuevo aquí, en la Eternidad?

Xuan Bello, diario El Comercio de Gijón, 27 de abril de 2014

jueves, 1 de mayo de 2014

El Danubio


Dice Claudio Magris en Danubio (uno de los libros más extraodinarios que he leído y al que quiero volver en no mucho tiempo): "... la imprevisibilidad del viaje, la confusión y la dispersión de los caminos, el azar de las paradas, la incertidumbre de las noches, la asimetría de todos los recorridos... si es cierto que la existencia es viaje, como suele decirse, y que pasamos por la tierra como invitados".


 Recuerdo más la sensación de la novela que sus palabras concretas, que vuelvo a recoger en el viejo ejemplar que mi biblioteca, sorprendentemente, me brinda, mientras desde el Puente de las Cadenas observo el majestuoso fluir de este río sin fronteras (odio las fronteras), que atraviesa Alemania, Austria, Eslovaquia, Hungría, Croacia, Serbia, Rumanía, Bulgaria, Moldavia y Ucrania, ajeno a la brutalidad de los hombres.











Como turista, añoro la mirada del viajero, pero me adueño de la experiencia de quienes viven entregados al azar, abiertos al paisaje que les deparará cada recodo. No sé qué sería de mí sin los libros.