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domingo, 30 de noviembre de 2014

Bellezas calcolíticas

Esta belleza es un ídolo oculado, conocido como ídolo de Extremadura. Es una obra de arte esquemático esculpida en alabastro durante el período Calcolítico (3.000 años antes de Cristo), hallada en el valle del Guadalquivir.


También perteneciente al Calcolítico, procedente del dolmen de Garrovillas, en Garrovillas de Alconétar (Cáceres), esta otra maravilla, un ídolo-placa antropomorfo en piedra arenisca.

Disfrutad del domingo.

sábado, 29 de noviembre de 2014

Natalia Gutman interpreta tres Suites de Bach

Natalia Gutman es una eminencia. Poseedora de varios de los más prestigiosos premios europeos, inició sus estudios musicales siendo una niña, con su abuelo el profesor Anisim Berlín. Sus estudios de postgrado los realizó con Rostropóvich.

Hace unos días tuve el privilegio de escucharla interpretar tres Suites de Bach. (Mientras escribo escucho la nº 1, interpretada por otro grande, Mischa Maisky; a veces pienso que llegará un día en que solo escucharé a Bach, quizá intercalando una Sinfonía de Brahms de vez en cuando. Esta sería la música que quisiera que me acompañara cuando me muera, toda paz).

Las seis Suites de Bach son extraordinarias, aunque muy distintas. Así las define Juan Manuel Viana: "Amable y fluída la primera, dominada por el reposo y la introversión la segunda, más exaltada la tercera, de un mayor énfasis dramático la cuarta, provista de una dulzura no exenta de tristeza la quinta y luminosa e inmaterial la sexta". Debo decir que depende de mi estado de ánimo que me conmueva más una que otra. En el Auditorio, Gutman nos ofreció la 3ª, la 2ª y la 4ª, y fue el plácido fluir de la 2ª la que me alzó por los aires.

Con ella os dejo:

viernes, 28 de noviembre de 2014

Paseando por Rothenburg ob der Tauber

Después de tantos días de cielo gris, pasear por esta deliciosa ciudad bajo un cielo intensamente azul resulta doblemente placentero. Rothenburg es una ciudad muy turística, y nos encontramos con los inevitables grupos de asiáticos tras una banderita, pero quizá por tratarse de un día entre semana, fuera de temporada, no ha perdido su aire de placidez y podemos disfrutar del paseo.























Lo primero que llama la atención cuando visitas estas pequeñas ciudades alemanas es su armonía, el respeto por sus edificaciones tradicionales, la limpieza de sus calles. He viajado bastante por este país que adoro, y nunca he visto a través de la ventanilla del coche o del tren nada que rompiera esa armonía en los pueblos que atravesábamos. Nada que ver con nuestros pueblos, destrozados por la barbarie urbanística. Me da dolor.

























Pequeños comercios (imagino que las grandes superficies estarán fuera de las ciudades: en el interior del casco antiguo, ni un supermercado), placitas encantadoras, iglesias, estrechas calles empedradas, hileras de casitas de fachadas entramadas. Una ciudad de cuento.



jueves, 27 de noviembre de 2014

Una escapada a Rothenburg ob der Tauber

Al sur de Frankfurt, en un precioso pueblo llamado Würzburg que visité hace unos años, comienza la famosa carretera nº 1 de Alimania que recorre la llamada "ruta romántica", un recorrido que se puede hacer en coche o en bicicleta, atravesando paisajes preciosos y los pueblos más encantadores que os podáis imaginar. En esta ocasión viajo hasta  Rothenburg ob der Tauber directamente desde Bamberg, venciendo la tentación de pararme en cada pueblo que atisbo desde la ventanilla.























Rothenburg es una ciudad medieval maravillosamente conservada, situada en el distrito de Ansbach, en Baviera. Hasta  1803 fue una ciudad imperial libre, y esa condición se refleja en la belleza y monumentalidad de sus edificios y en sus fortificaciones, realmente excepcionales, que os mostraré en una entrada posterior. Milagrosamente, la ciudad se salvó de la destrucción en momentos clave de la historia, y siempre por motivos sorprendentes. Durante la Guerra de los Treinta Años fue tomada por el conde de Tilly que, según cuenta la leyenda, hizo prisioneros a los concejales del Ayuntamiento, los condenó a muerte y ordenó quemar la ciudad. El alcalde le ofreció como bienvenida vino de la región, servido en un precioso vaso de vidrio de más de tres litros de capacidad. Al conde le hizo gracia el gesto y ofreció respetar la ciudad si alguien era capaz de beberlo de un trago. El alcalde, Georg Nusch, fue el voluntario que logró salvarla.












También durante los últimos días de la Segunda Guerra Mundial se salvó por los pelos. Jhon Jay McCloy solicitó y consiguió su rendición desoyendo las órdenes de su superior que exigía fuese destruida. Parece ser que su madre se había enamorado de Rhotenburg  durante un viaje a Alemania y le había hablado de la belleza de la ciudad.












La Plaza del Mercado, el Ayuntamiento renacentista, la Taberna de los Concejales, de 1446, con su reloj solar, la Casa Jagstheimer.  La ciudad entera es una sucesión de maravillas. Os invito, en otra entrada, a pasear por sus calles.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

La Orquesta Nacional de España y las "Canciones de Gurre", de Schönberg

 La tarde que viví hace unos días en el Auditorio fue extraordinaria para mí por más de un motivo. El concierto al que asistí estaba fuera de los programas a los que estoy abonada y me permitió hacer el primero de los descubrimientos de la noche, la Orquesta y Coro Nacionales de España, a los que no había escuchado en directo nunca y de los que, por esos estúpidos prejuicios de los que estoy llena, tenía una pésima opinión. Quizá no sea la Filarmónica de Berlín o la Concertgebouw, pero tampoco es un grupo de funcionarios de la música deseando acabar para cubrir el expediente. Dirigida por Eliahu Inbal, sonó maravillosamente.

Mi segundo descubrimiento de la tarde fue Gurrelieder (Canciones de Gurre), de Schönberg, una de las piezas más hermosas que yo he escuchado en mi vida y de la que, como de tantas otras, no tenía noticia. Ser tan ignorante tiene la enorme ventaja de descubrir de cuando en cuando joyas como esta que, como a San Pablo, te tiran del caballo y te dejan conmocionada. Cuando se diluyó el último acorde yo lloraba de felicidad allí sentada, olvidada de todo excepto de esa maravillosa música que me había transportado fuera del mundo.


Gurrelieder forman un ciclo lírico en base a los poemas de danés Jens Peter Jacobsen traducidos al alemán. Consta de tres partes: en la primera, cantos exaltados, amorosos o lúgubres del rey Waldemar y su enamorada Tove; en la segunda, asesinada Tove, escuchamos la desesperación del rey; la tercera habla de la caza nocturna de Waldemar, que finalmente logra alcanzar la paz. Las voces corrieron a cargo de la soprano Christine Brewer, la mezzo Catherine WynRogers, los tenores José Ferrero y Andreas Conrad y el bajo Albert Dohmen.

Os dejo con una versión magnífica: Rattle a cargo de la Filarmónica de Berlín.

martes, 25 de noviembre de 2014

Un bebé cibernético

Hace unos días presencié esta escena en el autobús. Una madre muy joven, un bebé que no llegaba al año, una tablet. La azulada luz de la pantalla iluminaba el rostro del bebé que, de cuando en cuando, tocaba con el dedo la pantalla; entonces sonaba una musiquita, el tono de los reflejos cambiaba y la tablet esperaba pacientemente a que el bebé realizara un nuevo toque. No apartó la mirada de aquello que contemplaba ni un solo instante.
A veces reprocho a mi nieto su "pantallitis", y su primera play está por llegar. No sé qué pensar, pero lo cierto es que me dio pena de este niño, ya hipnotizado.

lunes, 24 de noviembre de 2014

"El juego del amor y del azar" en el María Guerrero

No soy muy aficionada a las comedias costumbristas, pero me decido a hacer una excepción con esta obra de Marivaux vistas las buenas críticas cosechadas y el prestigio de quien lleva la dirección, Josep Maria Flotats. Luego, en los momentos más tediosos de la representación, recuerdo que Flotats ya me había decepcionado en más ocasiones. Porque esta comedia se puede ver, a ratos es divertida, la actriz Mar Ulldemolins tiene verdadera gracia, pero en general creo que no merece el precio de la entrada, aunque puede que se trate más de incapacidad mía que de la calidad de la obra,  porque el teatro estaba a rebosar (en general de personas mayores), se escuchaban frecuentes carcajadas y el público aplaudió agradecido al caer el telón. Yo no logré creérmelo en ningún momento pero, insisto, los críticos la han alabado y mi desinterés puede ser producto de mi cortedad.










Aquí tenéis el trailer:

domingo, 23 de noviembre de 2014

Hoffmann en Bamberg

Caminando por la Habergasse, tomando después la Generalgasse/Zinkenwörth (me encantan los imposibles nombres alemanes) llego a la Schillerplatz, esta preciosa plaza que os muestro, donde se encuentra la casa donde vivió Ernst Theodor Amadeus Hoffmann, una de las personalidades alemanas más interesantes del siglo XIX. El artista romántico por antonomasia. Un hombre que me fascina: pintor, caricaturista, músico, jurista, escritor..., hombre de extraordinaria sensibilidad, un amante del arte en todas sus manifestaciones.












Sobre estas líneas os muestro su casa, una humilde construcción (en la foto pintada de marrón, junto al edificio amarillo) a un lado de la plaza, frente al teatro (en la imagen de la derecha) donde trabajó como director de orquesta desde 1808 hasta 1813.












Pese a su enorme talento musical, fue su obra literaria lo que le granjeo la fama, en especial sus relatos, que sirvieron de base al compositor Jaques Offenbach  para escribir su ópera Los cuentos de Hoffmann.

Os dejo con una joya: Monserrat Caballé y Marilyn Horne cantando Barvarola, de Los cuentos de Hoffmann.

viernes, 21 de noviembre de 2014

Mischa Maisky y la Mannheimer Philharmoniker en el Auditorio

Lo que consigue transmitir Mischa Maisky a través del chelo es realmente extraordinario. Es ese punto de genialidad que está más allá del virtuosismo; una relación especial con el instrumento; una manera de hacerlo vibrar, de acariciarlo, algo inexplicable pero que logra, siempre que le escucho, emocionarme como ningún otro solista.
Anteayer lo volví a experimentar en el Auditorio (de vuelta a Madrid. Interrumpo mi relato del viaje a Alemania para hablaros de este concierto), junto a la Mannheimer Philharmoniker, dirigida por Boian Videnoff. Es esta la orquesta más joven de Europa, fundada por su director en 2009, y me sorprendió lo estupendamente que sonó bajo la briosa batuta de su también jovencísimo director. Acompañaron a Maisky más que correctamente en su Concierto en La menor para violonchelo de Schumann (hermosísimo); comenzaron con el Coriolano Op. 62 de Beethoven y cerraron con la Sinfonía nº 3 en La menor "Escocesa" de Mendelssohn. También disfruté enormemente de esta preciosa sinfonía, una de mis preferidas.

Mientras escribo escucho a Maisky interpretar las Suites de Bach. Lo comparto con vosotros:

jueves, 20 de noviembre de 2014

Recorriendo el casco antiguo de Bamberg

El casco antiguo de Bamberg es pequeño, así que enseguida me resultan familiares calles y plazas, y dejo de necesitar el plano de la ciudad. Es una delicia poder volver a un rincón que te ha llamado la atención, hacer la compra a diario en la misma tienda, tomar el segundo desayuno en la misma cafetería, hacerte, en fin, la ilusión de permanencia.












El Ayuntamiento antiguo es una joya a la que vuelvo con una u otra excusa todos los días. Fue construido en una isla artificial sobre el río Regnitz, unida a la orilla a través de dos puentes. Según la leyenda, los príncipes-obispos que regían la ciudad se negaron a concederle un lugar donde poder edificar el ayuntamiento y los ciudadanos, haciendo un alarde de poder, edificaron este edificio en la frontera entre su ciudad-isla y la ciudad-colina de los obispos. Las fachadas están profusamente pintada, representando la muerte del príncipe-obispo Philipp Anton von Frankenstein, acaecida en 1753, y en la pared contigua la entrada de este personaje en la ciudad. Como curiosidad, fijaos en el ángel de la derecha, cuya pierna sobresale de la fachada. Este tipo de decoración fue usado en etros lugares, pero siempre en decoración de interiores.


























Muy cerca del Ayuntamiento se encuentra el Palacio Geyerswörth (arriba a la izquerda), residencia de la familia patricia Geyer, a quienes pertenecía la isla. Encima de la puerta se puede ver el blasón del príncipe-obispo Ernst von Mengersdorf, bajo cuyo gobierno se construyó el palacio, en el siglo XVI. El patio es precioso, y tras unas arcadas se conserva el blasón original de la ciudad (San Jorge representado como caballero), cuya copia adorna hoy la fachada del Ayuntamiento.

























Detrás de este, en el puente superior, se encuentra el monumento a la Crucifixión que veis sobre estas líneas, erigido en 1715, y en el puente inferior se conserva solo una de las cinco figuras que lo adornaban, santa Cunegunda, esposa de Enrique II, la estatua más querida por los habitantes de Bamberg.













Atravieso los canales y continúo mi recorrido.

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miércoles, 19 de noviembre de 2014

Paseando por el Bürgerpark Bamberger Hain

Muchas mañanas temprano vengo a caminar a este parque del que os hablé recién llegada a Bamberg. Es una vieja costumbre:cuando llego a una ciudad, lo primero que hago es investigar si cerca de mi alojamiento hay un parque, un bosque, un paseo a la orilla del río, algo que me permita calzarme las zapatillas y echarme a andar muy temprano. Si es verano, antes de que el sol apriete; en invierno, cuando todavía el frío corta la cara como un cuchillo y poco a poco vas entrando en calor, los músculos se desentumecen y sientes que acabas de bautizar el mundo.























El Bürgerpark Bamberger Hain me enamoró en cuanto lo descubrí, a un lado de uno de los dos brazos del río Regnitz, algo más allá de Villa Concordia. Lo he caminado en varias ocasiones, a ratos siguiendo el cauce del río, otras veces adentrándome entre los árboles, pero siempre con el cielo cubierto y esa luz blanca que me encanta. Así lo fotografié a diario, hasta hoy, que ha asomado el sol y lo ha hecho brillar.


























Y así os lo traigo, con esta luz algo más tibia (nada parecida a la nuestra en días soleados),pero que arrancó a las hojas y al agua tonalidades y brillos hermosísimos. Camino sola; muy de tarde en tarde me cruzo con personas mayores paseando a sus perros o me adelanta un ciclista o un joven haciendo footing. Me sonríen al pasar: deben corresponder a la mía, la cara de boba que la felicidad que siento me pone.















Escucho ópera desde mi móvil. Ángela Gheorghiu, Anna Netrebko, José Carreras, Pavarotti, Plácido Domingo. Arias de Carmen, Tosca, Rusalka, Madama Butterfly, Don Giovanni, Tannhausen... Qué felicidad.












Ya de vuelta, Villa Concordia brilla reflejada en el río.

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