Páginas

jueves, 3 de noviembre de 2011

Charles Simic, un poema


Huérfanos de la eternidad


Una noche caminábamos tú y yo juntos.

La luna era tan brillante

que podíamos ver la senda entre los árboles.

Luego las nubes la escondieron

y tuvimos que tantear el camino

hasta que sentimos la arena bajo los pies desnudos

y escuchamos el rumor de las olas.

¿Recuerdas que me dijiste:

“Todo, fuera de este momento, es mentira”?

Nos desnudábamos en la oscuridad

al borde del agua

cuando arranqué el reloj de mi muñeca

y sin ser visto ni decir

nada, lo arrojé al mar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario