Ocho días del mes de marzo, invitadas por nuestra madre, ese ser increíble que tenemos por madre. Aterrizamos en el Kennedy temerosas de que la policía de aduanas nos lleve a la comisaría para comprobar algo sobre nuestra identidad (ya nos pasó a alguna de nosotras en ocasiones anteriores: parece que les resulta muy chocantes que todas nos llamemos María de primer nombre), y así ocurre. Dos a comisaría, pero nos permiten a las dos restantes acompañarlas y allí vamos las cuatro. La comisaría está desierta y al cabo de unos minutos perdemos el respeto a los agentes y seguimos con la charla y las risas, que les contagiamos y nos tratan con una cordialidad y consideración insospechadas. Al rato, nos despiden con sonrisas y los mejores deseos. Encantadora policía de Nueva York.
Como nos alojamos en el East Village accedemos a Manhattan por el puente del mismo nombre, bordeando el enorme cementerio de Brooklyn que veis en la foto con la que abro. Siento una alegría enorme al divisar a lo lejos los perfiles de Manhattan. Hace un frío terrible, aún quedan restos de nieve amontonados en las aceras. Me emociona respirar este estallido de vida. No hay nada comparable a esta ciudad.
El East Village es un barrio delicioso, entre la calle 14 al norte, el East River al este, Houston St, al sur y la 3ª avenida al oeste. Hasta los años 80 fue una zona bastante depauperada, habitada por sin techo y traficantes de droga, pero fue la elegida por personajes como Andy Warhol, Bob Dylan, Charlie Parker, Jack Kerouac o Jimi Hendrix y pronto se convirtió en un barrio de cultura alternativa. Hoy está llena de restaurantes y galerías de arte, que conviven con tiendas de piercing y tatuajes, cafés, locales de música y las típicas tiendas de barrio. Hemos alquilado un apartamento en el 94 de la Avenida C, entra la calle 6 y 7, el tercer piso de una casita de ladrillo rojo con la típica escalera de incendios exterior, la que veis arriba a la izquierda. Desde mi habitación se accede directamente a la escalera, y desde allí hago las fotos que os muestro. Esto será lo que vea todas las mañanas al despertar.
Y aquí tenéis nuestras sombras. La felicidad.
Quiero ser tú, Sol Pau, y no sólo por éste viaje.
ResponderEliminarFeliz día del libro :-)
Jajajaja. Gracias guapa, pero mi único mérito, si puede llamarse así, es tener una suerte increíble con la maravilla de gente que me rodea, y esa seguro que la compartimos. Feliz día del libro para ti también!!!! Un beso fortísimo
EliminarAy ay ay!!!!!!Que nerviosisima me estoy poniendo!! Que hago yo aquí si lo que quiero es estar alli?Y además lo cuentas de tal forma que me parece no haber visto, ni sentido la mitad que tú! Y eso si que no guapina,que yo soy muy sentida! . Sigue contando.
ResponderEliminarJajajaja, piensa que es como si lo escribieras tú. Y nada, enseguida las cuatro juntas a Sepúlveda!!!! Besos hermana!!!!
EliminarEstaba deseando volver algún día a Nueva York pero ya lo he hecho anticipadamente a través de tus ojos, tus vivencias y tu mano al escribirlo todo con el donaire que te caracteriza. Prometo no perderme ni una sola de tus entregas.
ResponderEliminarFelicidades en el Día del Libro extensivas a tus tres hermanas y, cómo no, a la patrocinadora del memorable viaje.
Mil besos desde el borde del acantilado, hoy deslumbrante de sol y primavera.
José, qué decirte? Fue un viaje memorable, sin duda. Le daré un beso de tu parte a la patrocinadora, y para ti, míos, todos los del mundo.
EliminarQue bien.Estuvisteis en el meollo bajo de NY. Ahí empezó la ciudad de las ciudades junto a Houston St. Al norte (NOHO) desarrollandose hacia la NY University, la 4ª, Broadway y Central Park, al Sur(SOHO), Nolita el Lower, Little Italy,Chinatown, los dos puentes yel City Hall, para terminar en Wall St y el Tribeca. Como me gusta esa ciudad y como la llevo en mi cabeza. ¡Que suerte condenadas!
ResponderEliminarVolveremos juntos, ya lo verás! Yo ya estoy deseando hacerlo. Muchos besos
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