No suelo asistir a las inauguraciones, no soy muy aficionada a los eventos sociales. Mucho menos cuando se trata de exposiciones artísticas, en las que el personal suele asistir más para dejarse ver que para contemplar lo expuesto. En cualquier caso, independientemente de las intenciones de cada cual, no es fácil ver nada cuando las salas se abarrotan de gente agarrada a un vino y a un canapé, charlando en corros.
En contra de mi costumbre, la tarde del 15 hago un recorrido por algunas de las galerías de arte cuyas colecciones más suelen interesarme, para sumarme así a Apertura, un programa de actividades organizada por la la Asociación de Galerías de Arte de Madrid con la loable finalidad de revitalizar el mercado del arte. 46 galerías madrileñas abren sus puertas en una inauguración conjunta, que se prolongó hasta las diez de la noche del jueves, cuyo espíritu de puertas abiertas continuará en las próximas jornadas. Se trata de captar la atención de los no asiduos, de convencer al amante del arte de que todos podemos ser coleccionistas, que siempre existe algo hermoso acorde con nuestra disponibilidad económica.
Las imágenes con las que abro el comentario pertenecen a la galería Marlborough, que inaugura con una muy potente exposición de Carlos Franco y una interesante muestra de Pablo Armesto. Me gustó mucho la propuesta de la galería Soledad Lorenzo, un bis a bis entre la obra de Jorge Galindo y Julian Schnabel, y el pequeño formato de Antoni Clavé de la galería Joan Gaspar. Sobre estas líneas, a la izquierda, una instalación de Mark Hagen, en la galería Marta Cervera. Y el broche, una selección de obras de Esteban Vicente correspondientes a sus últimas décadas, en la galería Elvira González. Cierro con ellas.
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