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sábado, 10 de agosto de 2013

Desde Mahón

Mahón desde la azotea de la casa donde me alojo, en el centro de la ciudad. No conocía Menorca, y en realidad sigo sin conocerla porque la semana escasa que han durado mis vacaciones no he salido de Mahón más que para tumbarme en una hamaca en las playas más cercanas y ver la vida pasar. Ocasión habrá de volver y hacer algo de turismo. Sé que la isla es una belleza, volveré.



























Me encanta este paisaje de casas encaladas y tejas rojas. Cada mañana, cuando me siento a desayunar en nuestra terraza y me enfrento a otro día brillante, de luz transparente, me siento feliz.












Asomada a la barandilla me llegan recuerdos de Nauplia, un pequeño pueblo de pescadores de la costa griega, los mismos colores, idéntica luz. La costa italiana, la tunecina.  Comienza a apretar el calor.  Me voy a la playa.




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