Descubro a mi espalda un poema de Agustín García Calvo que me retrotrae a mi juventud. Finales de los años 70. Ahora me resulta de una ingenuidad conmovedora, pero entonces cualquier canto a la libertad era acogido calurosamente, especialmente si sus destinatarias éramos las mujeres.
Libre te quiero,
como arroyo que brinca
de peña en peña.
Pero no mía.
Grande te quiero,
como monte preñado
de primavera.
Pero no mía.
Buena te quiero,
como pan que no sabe
su masa buena.
Pero no mía.
Alta te quiero,
como chopo que en el cielo
se despereza.
Pero no mía.
Blanca te quiero,
como flor de azahares
sobre la tierra.
Pero no mía.
Pero no mía
ni de Dios ni de nadie
ni tuya siquiera.
Amancio Prada lo musicó en 1979. Con él os dejo:
Fuiste joven en los 70, en los 80, en los 90, en los 00 y 10 del 2000, y lo seguirás siendo siempre, mi cielo.
ResponderEliminarMil besos mojados por la colosal galerna que nos destroza, jovencita.
Ah, y Amancio Prada, mágico como siempre
Rectificación: donde dice "y lo serás siempre" ha de decir "y lo serás hasta que nos muramos."
ResponderEliminarJajaja, bendita tu mirada, querido mío: que nunca sea objetiva. Jóvenes o viejitos, hasta que nos muramos, sí. Muchos besos
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