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lunes, 17 de noviembre de 2014

Grafitis al descender de Altenburg

Después de atravesar por senderos abruptos el bosque, descendiendo de Altenburg; descubrir unas llamas pastando en el jardín de una casa (ayer os las traje a Mi casa); casas antiguas con solera y algunas nuevas de gusto dudoso medio escondidas (a Dios gracias) entre los árboles, agotada por el ascenso y la caminata, descubro este grafiti en una tapia.






















Me resulta extrañamente impropio encontrar arte callejero aquí, en medio del bosque. Pero la ciudad está a la vuelta de la esquina. Un toque de sofisticación.












Respiro hondo, intento atesorar estos momentos. Huele a madera quemándose en las chimeneas, a frío, a tierra húmeda. De vez en cuando nos adelanta una bicicleta. Qué delicia.


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