Yo te decía que la solidaridad
es la ternura de los pueblos.
Te lo decía después del triunfo,
después que pasamos los tiempos duros de batallas y llantos;
ahora mientras recuerdo cosas que pasaron allá afuera,
cuando todo era soñar y soñar, despiertos y dormidos,
sin cansarnos nunca de ponerle argamasa al sueño
hasta que dejó de serlo, hasta que vimos las
banderas rojinegras
-de verdad- ondeando sobre las casas, las casitas,
las chozas,
los árboles del camino y pensamos en todo lo
que nos rocó vivir
y era como un gran rompecabezas de rabias y fuego
y sangre y esperanza...
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