No me dio tiempo a visitar el célebre Parque de las estatuas, donde se conservan más de cuarenta estatuas de Lenin, Marx, Béla Kun y demás ilustres líderes de los trabajadores, algo parecido al cementerio de los elefantes, que despierta mi curiosidad. Entre otros "tesoros", conservan una reproducción de los restos de las botas de Stalin. También me hubiera gustado conocer el Cementerio de Kerepesi (me fascinan los cementerios), donde se encuentra un monumental Panteón del Movimiento de los Trabajadores donde reposan los restos de los mandamases comunistas.
En vez de ello, dimos con este genial bar de copas, atestado de gente joven. Me divirtió su irreverencia.
Al final cada uno en el lugar que se merece. La historia no perdona, je, je. Besines.
ResponderEliminarTenía mucha gracia el bar, y siempre es de celebrar la desacralización de los símbolos, no te parece? Un abrazo, David
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