Vega se enfrenta a los cambios que su cuerpo está experimentando a consecuencia de la enfermedad que sufre, acromegalia, también llamada gigantismo, y de esa extrañeza nace su necesidad de objetivarlo, alejarse y tratarlo como un objeto ajeno, para después reconciliarse con él. Las imágenes son poderosas, impactantes, conmovedoramente sinceras. Y pienso que esta extrañeza es común a todos, que nuestro cuerpo se transforma con los años y la memoria de él se mantiene anclada en el pasado, hasta el punto de que a veces no nos reconocemos en la imagen que el espejo nos devuelve. Por eso me resulta tan próxima su mirada.
Me admira el coraje de esta mujer, y su sensibilidad a la hora de transformar su dolor en belleza.
Gracias por la difusión del trabajo. Un abrazo. Miriam Vega
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