Un cuento sobre El Principito

Hoy los medios de comunicación se han hecho eco de una noticia preciosa, y es algo tan infrecuente que quiero compartirlo con vosotros. La historia es la siguiente:

Fuencisla Gozalo es una señora cuya afición consiste en coleccionar ejemplares de El Principito editados en todos los idiomas. Ya tiene en 200 lenguas. Un día descubre que un traductor afgano, llamado Ghulam Sakhi Ghairat, actualmente director de la Escuela Diplomática de Kabul, en 1977 había realizado una pequeña edición del libro en darí, una de las dos lenguas oficiales afganas junto con el pastho. El libro nunca llegó a las librerías y permaneció en la casa de Sakhi, hasta que un bombardeo los destruyó junto con su vivienda.

Llega el día del cumpleaños de Fuencisla y, cuando sus amigos le preguntan qué regalo le gustaría recibir, ella solicita su ayuda para financiar una nueva edición de El principito en en darí, con el fin de repartirlo entre las mujeres y los niños afganos. Consiguió reunir 2.500 euros con los que pagó una tirada de 5.000 ejemplares.

Entonces surgió el problema de cómo organizar el reparto, y se le ocurrió solicitar la ayuda del ejército español destacado en la provincia de Badghis. A la ministra de Defensa española, Carme Chacón, le gustó la idea y Fuencisla Gozalo pudo constatar como los soldados repartían ejemplares del libro entre niños, mujeres y bibliotecas. "Ningún niño había podido leer El Principito", manifestó al diario El País. "Ahora sí. Podrán aprender los valores que enseña el libro: honestidad, lealtad, amistad. El traductor me dijo que lo más importante para garantizar la seguridad en el futuro, para que los niños no terminen en campos de entrenamiento talibanes, es la educación".

¿No sería magnífico que la labor fundamental de todos los ejércitos fuera repartir libros, cualquier libro, todos los libros?.