En la madrugada del domingo al lunes murió José Luis Sampedro, y fue su voluntad que no se diera noticia hasta haber sido incinerado. No quiso convertir su muerte en un circo, e imagino que pretendió también preservar a su mujer, Olga Lucas, del acoso de los medios. Así, poder llorar en silencio.
He escuchado la noticia esta mañana (martes 9) en la radio, mientras Madrid despide con clarines a Sara Montiel y el mundo se desayuna con obituarios a Margareth Thatcher. Uno no sabe nunca con qué acontecimientos coincidirá su muerte, qué noticias ocuparán ese día los diarios, con quienes coincidirás en tu viaje al más allá. Me da la impresión de que a Sampedro le habrá hecho gracia la compañía de Sarita, tan desbocada y excesiva, y en ningún caso la de la Dama de Hierro, en gran medida responsable de los polvos de los que vienen estos lodos. Seguramente su antítesis: frente al ultraliberalismo de la inglesa el humanismo solidario y revolucionario del escritor.
Recuerdo que en su último libro, Cuarteto para un solista, escrito a dos manos con su mujer, ponía en boca de uno de sus personajes, el viejo profesor, como fue el ataque a Iraq, en el 2003, lo que le empujó a "apearse del mundo" y dedicarse a mirar los toros desde la barrera. Busco el texto. Dice exactamente: "Me indigné tanto que lo decidí. Me dije: "El mundo no lo han parado, pero yo me apeo en marcha". Me tiré a la cuneta y desde entonces estoy viéndoles pasar a todos, unos con sus mentiras, otros con falsas creencias, errados entusiasmos, mediocres maniobras, deplorables dirigentes... A veces, algún gesto, algún grupo humano hace que me una a esa excepción, pero no he vuelto al rebaño. Evito el contagio, me mantengo lejos del mundanal ruido que perturba la descansada vida." Y más adelante lo justifica a través de otro personaje, el doctor: "Toda la sabiduría acumulada en tantos años de estudio y su extraordinaria lucidez unida a la impotencia para cambiar el rumbo de los acontecimientos, a su edad, le dejan pocas salidas".
Y pese a todo, Sampedro se unió al 15M. Hace dos años participó en una de las asambleas que el movimiento organizó en nuestro barrio, Chamberí, y nos habló con la lucidez y sabiduría que le caracterizaban. Os lo conté entonces. Toda aquella gente joven sentada en el suelo le escuchaba con cariño y respeto. En aquel momento dos ancianos, Sampedro y Hessel, hoy los dos desaparecidos, resultaron ser la voz de los más jóvenes. José Luis Sampedro prologó el ¡Indignaos! de Hessel, un texto que terminaba así: "Como cantara Raimon contra la dictadura: Digamos NO. Negaos. Actuad. Para empezar, ¡INDIGNAOS!" No sé a qué estamos esperando.
Por una u otra razón, Sampedro a visitado Mi casa en muchas ocasiones. Ha sido un referente a lo largo de mi vida. Muchos le echaremos de menos.
"Al vent". Al viento, la cara al viento, el corazón al viento, las manos al viento, el viento del mundo.
Yo le lloro, y me siento huérfana. Descanse en paz.
ResponderEliminarTambién yo. Un abrazo, Ilona
Eliminar¿Por qué escasearán tanto los hombres del temple de J.L. Sampedro? Aranguren, García Calvo, Tierno Galván..., se van de puntillas y dejan un vacío difícil de colmar. Vicenç Navarro, Carlos Taibo, Rafael Torres..., son voces generalmente lúcidas pero que no tienen el carisma ni son capaces de concitar el entusiasmo. Que nadie se escandalice si incluyo entre los buenos a Julio Anguita: se podrá discrepar de alguno de sus planteamientos políticos pero deja fuera de duda su honestidad, coherencia y altura de miras. Y Garzón..., ¿en dónde anda el (ex) juez Garzón? ¿A qué espera para implicarse más en la política? ¿Es que sólo cierta laya de oportunistas tienen algo que decir en los asuntos del común?
ResponderEliminarEs hora de compromiso; cada uno será lo que quiera, pues somos legionarios de nuestra propia responsabilidad de hombres y mujeres, y hay ámbitos a los que no llega la coerción y como tú, Sol, todos podemos ser soberanos (valga la paradoja) de la República independiente de Nuestra casa, que es el reducto inexpugnable que atesoramos cada uno y que es la mente. Aunque haya muchos que desconozcan que poseen semejante santuario y consientan en tener permanentemente abiertas las puertas de su isba, con lo que se les cuelan de rondón las especies más dañinas y los humos más tóxicos: pocas veces el aire fresco y la voz de la decencia.
Y ya se me hace largo, ya empiezan a exasperarme tantos palos de ciego, tanta dispersión en la respuesta, la abulia de muchos, la cobardía de los más...
Porque ese sancta sanctorum íntimo que reivindico no ha de ser sino rebotica de la nazcan, según el arte de cada cuál, recetas para afrontar la peste que nos aniquila.
Sol: es la tuya Casa de amplias puertas y -claro- se te pueden colar díscolos como el que suscribe. He de estar atento al cariz del cielo, y ver si se cierne alguna nubecilla sobre mi cabeza. Pero ahora está encapotado y me iba a costar advertirla.
Abrazos.
Díscolos como tú me resultan imprescindibles, así que aquí está Tu casa para que lances todas las distribas que se te ocurran. Siempre serán bienvenidas. Un abrazo, Federico
EliminarEl mundo es mas pobre aun hoy, a Sampedro ya se le echa en falta. Me gustaria saber de que han hablado esos tres durante el transito. Y como dijo Wyoming, que vaya con cuidado la Thatcher en el infierno que la laca es inflamable. Un beso grande.
ResponderEliminarJajajaja. Seguro que han compartido muy poco trecho porque, si existe cielo, allá estará Sampedro y dudo que haya sitio para la Thatcher. Muchos besos, David
EliminarAmiga Sol, conocí a Sampedro por ti. Lo que transcribes de él, suscribo. Acá, en Argentina, lo mismo, el mismo autoritarismo, la indecencia, la soberbia,el creerse protegidos por el "poder". Qué poco saben de la vida y del Destino! Podría contar pero, claro, quién soy yo? Le cuento a Federico que el ex-juez Garzón anduvo por estos pagos , muy amigo del Gobierno; esto hace poco tiempo, ahora ignoro qué ha sido.
ResponderEliminarRecuerdo que hace unos años me enteraba de él por los periódicos locales y tenía una imagen positiva.
Pero claro, yo vivo en otro país, bastante lejano y cada uno conoce lo que le toca vivir en su carne; era una idealización, supongo.No opino de lo que no vivo día tras día. Eso sí, del Gobierno de turno acá, sí.
Lo que creo,- le digo a Federico- que la escasez de hombres de temple tiene que ver con los cambios generacionales.Y eso es un tema largo de explicar en esta generosa Casa de Sol Pau.
Un beso grande, querida amiga, no sabes cuánto lloro contigo. Me he apeado del mundo en marcha y tengo algunas fracturas pero estoy viva...todavía.
Abrazo y beso
Celia Romero