"Bueno sería comprar libros si se pudiera comprar tiempo bastante para leerlos, pero con frecuencia se confunde la compra de libros con la apropiación de su contenido.
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Inquirir si hay hombre que retenga todo lo leído, equivale a inquirir si si lo hay que conserve en sí todo lo que ha podido comer. Vivió físicamente de esta comida, e intelectualmente de aquella lectura, convirtiéndose por ambos géneros de alimentación en lo que es. pero así como el cuerpo asimila lo que le es homogéneo, el espíritu retiene lo que le interesa, vale decir lo que conviene a su sistema de ideas o a sus puntos de vista.
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Para leer lo bueno, hay una condición, y es no leer lo malo, porque la vida es corta y el tiempo y las fuerzas, limitadas.
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Todo libro importante debe leerse dos veces, lo uno, porque la segunda vez se perciben mejor las cosas en su totalidad, y no se comprende bien el comienzo si no se conoce el fin, y lo otro, porque a la segunda lectura se lleva otra disposición de ánimo que a la primera, lo que modifica la impresión, como cuando se mira bajo nueva luz un objeto anteriormente contemplado.
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También cabe leer con gusto y provecho libros de hombres cuyo trato nos desagradaría, y he aquí por qué una alta cultura intelectual nos conduce poco a poco a complacernos casi exclusivamente en los libros y dejar a un lado a los hombres."
Pasan los filósofos por ser gente críptica y que hay que ser una especie de intérprete de la cábala para entender un poco el sentido de lo que nos cuentan. Yo creo que esto es así, más que por la complejidad de las ideas, porque existe lo inefable, aquello que no puede ser descrito con palabras. Por eso, cuando lees textos diáfanos y ausentes de retórica como este de Schopenhauer, en los que reconoces pensamientos e intuiciones que has tenido, llegas a la conclusión de que, tanto como la lectura, importa la introspección y la reflexión sin mayores pretensiones. Lo que dice S. sobre las segundas lecturas es de una pasmosa clarividencia en su sencilla exposición.
ResponderEliminarOjos nuevos parta los nuevos tiempos, miradas cargadas de renovada intención ante los nuevos significantes de las cosas cotidianas que ahora se nos revelan en su justa identidad. Toca limpiar los desvanes, arrojar al fuego los viejos maniquíes decapitados..., ver si entre tanto folletín y pliego de cordel hay alguna joya que rescatar de las telarañas. Y si vemos colgando de un clavo el viejo trabuco del abuelo, no caer en la tentación de llevarlo a la armería a que le corrijan el punto de mira dislocado: cinco dedos en cada mano, la férrea voluntad y la frente por ariete.
el más grande filósfo de la historia?
ResponderEliminarBorges le dedicó un libro con la frase "schopenhauer,quien quizas nos descubrió el universo"