Salgado buscaba el paraíso, y lo encontró en los parajes vírgenes, donde los animales aún viven en libertad. Todas las imágenes tienen una cualidad mineral, sea piel, agua o aire. Imagino la paciencia con la que ha debido aguardar el momento, el tiempo empleado en que los animales se acostumbraran a su presencia, pasar desapercibido y poder captar el instante. Como la mirada de los lobos de mar con los que abro la página.
Ecosistemas prácticamente intactos. Me impresionaron especialmente las fotografías de pingüinos, masas negras formando composiciones fantásticas sobre paisajes blancos. Imponentes las dedicadas a las ballenas y extraordinaria la mano de esta iguana marina que os muestro a la derecha. La exposición no tiene desperdicio.
Impresionantes. ¡Que tio!. Besos.
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