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lunes, 10 de marzo de 2014

"Lecturas para minutos", de Herman Hesse

Buscaba en mi librería un ejemplar bilingüe de los poemas de Shakespeare (no lo encontré, debe habérselo tragado: los designios de mi biblioteca son inescrutables, e insaciable su voracidad), cuando he descubierto un libro que no hojeaba desde la adolescencia, del autor que quizá más influencia haya ejercido sobre mis años jóvenes, Herman Hesse. !Qué emoción volver a releer aquellos pensamientos que subrayé deslumbrada hace una eternidad¡ No me resisto a ofreceros alguno:

"Sí, dígase sí a sí mismo, a su exclusivismo, a sus sentimientos, a su destino. No hay otro camino. A dónde conduce, no lo sé,pero conduce a la vida, a la realidad, a lo ardiente y necesario. Podrá encontrarlo insoportable y quitarse la vida, todo el mundo es libre de hacerlo y solo el pensarlo alivia a menudo, también a mí. Pero rehuir ese camino deliberadamente,por traición al destino y sentido propios,por adhesión a los "normales", eso no lo puede usted hacer. No le duraría mucho tiempo y le acarrearía una desesperación mayor aún que la actual".

"No debemos buscar, sino encontrar, no debemos juzgar, sino observar y comprender, inspirar y elaborar lo inspirado. Tenemos que sentir nuestra propia esencia integrada y ordenada en el todo. Solo entonces tendremos relaciones verdaderas con la naturaleza".

"El ansia profundísima de viajar no es distinta ni mejor que ese peligroso deseo de pensar impávidamente,de ponerse al mundo por montera y querer tener respuesta de todas las cosas,personas y sucesos. No se sacia con planes y libros; exige más y cuesta más; hay que poner en ello sangre y corazón".

6 comentarios:

  1. Hola Sol querida, visito tu casa cuando puedo pero leo todo, ávidamente, y me nutro.
    Estoy un poco a las corridas pero bien.
    Herman Hesse ,al que leí tanto en mi juventud, dice "rehuir ese camino deliberadamente por traición al destino..." es, justamente seguir el destino y no traicionarlo, eso que quieres hacer o haces es el Destino mismo.
    Te mando un beso enorme y mi cariño y recuerdo a todos tus visitantes, todos encantadores.
    Celia

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    1. Te echo de menos, Celia. Estoy segura de que todos te extrañamos. Tus comentarios son una dulzura, y este blog está un poco huérfano sin ti. No te hagas tanto desear y háblanos más a menudo. También para ti, todo mi cariño

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  2. Yo también me acuerdo de vos, Celia.

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  3. Hola Sol: No desaparezco, estoy siempre, arañando el tiempo, pero estoy. No soy de las que abandonan, es más probable que me abandonen. Disfruto tu presencia, disfruto lo que tus visitantes te cuentan y, es cierto que también extraño a algunos que no veo a veces por aquí, como Federico , como Apollinaire pero,cuando se abre la puerta y se asoman me da alegría e imagino qué debe ocurrirte cuando no hay noticias y pasan los días...

    Para ti Sol, y para ellos, un abrazo con estos pensamientos de

    Fernando Pessoa, "Libro del Desasosiego"

    "Mi vida es como si me golpeasen con ella"

    "Soy en gran medida la misma prosa que escribo. Me desarrollo en fragmentos y párrafos, me convierto en puntuaciones y, en la distribución desencadenada de las imágenes, me visto, como los niños, de rey con papel de diario, o, en el modo como creo el ritmo de una serie de palabras me corono, como los locos, de flores secas que siguen vivas en mis sueños"

    Celia

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    1. Siempre me produce una alegría enorme encontrarte, siempre disfruto con tus palabras. Y qué decirte del Libro del desasosiego, mi libro de cabecera durante años. Preciosa la cita que nos ofreces.
      Cuídate mucho, querida, y déjate ver más. Ya sabes que te queremos.

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  4. Gracias, Celia; cuando vea esta tarde a Apollinaire (nos vemos todos los días en el café Voltaire) le diré que nos has amanecido hace dos días. No era consciente de ello porque las entregas van quedando rezagadas y, pasado un tiempo, solo la comandanta dispone de un pilotito rojo que se enciende si llega alguien demorado a la cita, Como es en este tu caso. Hubiese sido una pena que tus palabras quedaran ignoradas en la orilla. Pero soy marinero en tierra y suplo la añoranza de las largas singladuras con paseos por la orilla, bien pegaditos los pies a tierra. Hoy, sin más, he hallado entre la arena un carrete de sedales, una muñeca Barbie decapitada, un alga que no conozco y las palabras acariciantes de Celia.
    Un beso, amiga.

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