Resulta inevitable recordar la
Belle de jour de Buñuel al contemplar la peripecia de esta adolescente de 16 años, una hermosa niña bien sin grandes problemas ni en sus relaciones familiares ni en su trato con jóvenes de su edad, estudiante por la mañana y prostituta de lujo por las tardes. Decía el crítico de cine del diario El País, Carlos Boyero, que lo más inquitante de esta película era que el director en ningún momento apunta una motivación para tal comportamiento. La chica no goza particularmente en sus encuentros sexuales, no ansía nada concreto en lo que gastar su dinero, ni se intuye que pretenda experimentar con ello. No disfruta, tampoco sufre. El poder que su extremada juventud y enorme belleza ejerce sobre los hombres lo vive con una naturalidad fría y distante. Tampoco el director te sugiere en ningún momento que pretenda infringirse un castigo. Sin explicaciones, el espectador se convierte en testigo de su secreto.
No me pareció una gran película, pero se ve con agrado y resulta inquietante y entretenida. A mi me conmovió en más de una ocasión: las madres de hijas no podemos sustraernos a la ternura ante la fragilidad que sabemos esconde la adolescencia, aunque esté recubierta de tanto hielo. Me gustó el trabajo de Marine Vacth. Os dejo el trailer:
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Estoy plenamente de acuerdo con tu análisis. Quizá añadiría con más énfasis que Marine Vacth, además de hermosa, realiza un espléndido trabajo haciendo plenamente creíble su personaje que, como bien dices, ni goza ni sufre y que tal vez adopta sus decisiones por un mero deseo excitante de curiosidad.
ResponderEliminarPienso que el hecho que se plantea no es en absoluto baladí y que tal vez sea más que un puro ejercicio de fabulación.
Mil besos, cielo.
Sí, es una película interesante capaz de mantener la atención del espectador durante todo el metraje. Un beso grande, cielo
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