El reloj
Los chinos ven la hora en los ojos de los gatos.
Un día un misionero, mientras se paseaba por las afueras de Nankín, se dio cuenta de que había olvidado su reloj, y preguntó a un muchacho qué hora era.
El chiquillo del celeste Imperio dudó al principio; luego, cambiando de opinión, respondió: "Voy a decírselo". Poco después reapareció, llevando es sus brazos un enorme gato, y mirándole, como se suele decir, al blanco de los ojos, afirmó sin vacilar: "Todavía no es mediodía". Lo que era verdad.
En cuanto a mí, si observo a la bella Felina, de nombre tan exacto, que es a la vez el orgullo de su sexo, la alegría de mi corazón y el perfume de mi espíritu, ya sea por la noche, ya sea por el día, a plena luz o en la opacidad de las sombras, en el fondo de sus ojos adorables veo siempre la hora claramente, siempre la misma, una hora vasta, solemne, grande como el espacio, sin divisiones de minutos ni de segundos; una hora inmóvil que no marcan los relojes y, sin embargo, ligera como un suspiro, rápida como un parpadeo.
Y si algún intruso viniera a molestarme mientras descansan mis ojos en esa deliciosa esfera, si algún Genio perverso e intolerante, algún Demonio inoportuno viniera a decirme: "¿Qué estás mirando ahí con tanto interés? ¿Qué es lo que buscas en los ojos de ese ser? ¿Estás mirando la hora, pródigo y holgazán mortal?", yo respondería sin dudarlo: "Sí, estoy mirando la hora: ¡es la Eternidad!".
Señora, ¿acaso no es un piropo realmente meritorio, y tan enfático como lo sois vos misma? En realidad, me ha causado tanto placer bordar esta pretenciosa galantería que no os pediré nada a cambio.
Odilon Redon aborrecía que sus obras inspiradas en textos de Poe, Mallarmé o Flaubert fueran tratadas de ilustraciones. "Jamás he empleado la imprecisa palabra ilustración. No la encontrarán en mis catálogos. Es un término por descubrir: no veo que los de transmisión, o interpretación incluso, no sean exactos para hablar con propiedad del resultado de una de mis lecturas proyectadas en mis "Negros" metódicos", afirmaba Redon en una carta dirigida a su biógrafo André Mellerio en 1898. Hace algo de tiempo os comenté una espléndida exposición de su obra organizada por la Fundación Mapfre. Ahora ha caído en mis manos una pequeña joya, un libro titulado Baudelaire, Poe, Mallarmé, Flaubert interpretados por Odilon Redon, editado por la librería La Central, en el que se ponen en paralelo algunas planchas de Redon con los textos en los que se inspiraron. Hoy os ofrezco El reloj, procedente de los Pequeños poemas en prosa de Baudelaire, y Felinería, de la serie En el sueño, realizada por el pintor en 1879.
No hay comentarios:
Publicar un comentario