En Asturias se adivina tímidamente la llegada del otoño. Todavía gran parte de la masa boscosa conserva sus tonalidades versosas, del verde brillante al casi negro, aunque de vez en cuando las hayas destaquen amarillas. El Campo de San Francisco, en Oviedo, me atrae como un imán, tal vez porque necesito comprobar una y otra vez que los paisajes de mi infancia se conservan intactos. Camino por el Paseo del Bombé, casi desierto a esta hora de la mañana.
Me encantan los bancos de piedra, los elementos ornamentales del XIX que aún conserva el Campo, aunque muchos estén en franco deterioro. Leo en La Nueva España, el periódico local, que la Corporación ha decidido invertir fondos públicos en su rehabilitación. Buena noticia, para variar. Lamentaría presenciar el derrumbe de estos bancos que me vieron crecer y en los que tantas partidas de cromos jugué.
Sobre las praderas ya comienzan a amontonarse las castañas, con su tostada piel brillante. Yo hice cacharritos con sus cáscaras y me veo seleccionando las más grandes y lustrosas, que después no me dejaban llevar a casa. Tesoros que terminaban abandonados sobre un banco.
Paseo por mi ciudad. Descubro pequeños tesoros. Ojalá pudiera mostrar en palabras o imágenes lo que me hacen sentir.
En estos tiempos en que todos parecemos disfrutar tirandonos separatismos e integrismos a la cabeza, quiza deberiamos reflexionar en la función autenticamente separatista de las autopistas. Nos obligan a saltar de una ciudad a otra sin conocer a nuestros vecinos, nos aislan del entorno y desumanizan las relaciones entre territorios. Las fotos preciosas y los recuerdos entrañables. Un abrazo.
ResponderEliminar"Muy noble, muy leal, benemérita, heróica, invicta y buena ciudad de Oviedo" y, durante mas de dos siglos, capital del lo que ha sido madre del reino de Castilla-León y, consecuentemente, de España ¡Ahí es nada! Muy pocas ciudades de España pueden presumir de semejantes blasones.
ResponderEliminarPero Sol, al margen de la gloriosa historia de nuestro Oviedo, tuyo y mio, que está ahí y que nadie nos puede sustraer, ¿cuántas y cuántas vivencias, verdad?
Bien, pues brindemos con un culín de sidra por todas ellas.
Mil besinos ricos desde el Mediterraneo.
Lo hermoso no está esencialmente en las cosas sino en la mirada con que las contemplamos. El árbol, el capitel, la puerta, el ventanal, están ahí para todos y sólo algunas miradas hacer germinar la emoción. Mirada acompañada del momento en el que uno vive. ¿Cuántas veces habremos pasado delante de ese árbol sin emocionarnos por su llamada que ahora recibimos? Siempre parece que es la calma, quitado el afán diario, la que nos permite la emoción.
ResponderEliminarCómo lloré al leer la última página de los Autonautas de la Cosmopista!
Hola,
ResponderEliminarMe encanto tus imágenes y la manera como escribes! Enhorabuena!!
La verdad es que yo buscava informaciones sobre Oviedo pero luego me pusé a leer tus textos, me gustaran mucho!
El proximo puente me voy por el norte de España y tengo ganas de conocer Oviedo, pero encuentro pocas informaciones sobre la ciudad. Podrías decirme algo especial para hacer en Oviedo?
Muchas gracias!