En la página de sociedad del diario El País del 22 de septiembre leo una pequeña nota, firmada por Javier Yanguas titulada Autorretratos para seguir la evolución del alzhéimer. Reconozco que no hubiera llamado mi atención si la enfermedad no tuviera una presencia tan dolorosa en mi vida. El texto, muy escueto, remite a la obra del pintor norteamericano William Utermohlen, fallecido en 2007 a causa de esta enfermedad, y al testimonio que de su evolución ha dejado en sus autorretratos.
Según nos informa su página web, nació en Filadelfia en 1933, se graduó en la Academia de Bellas Artes de su ciudad y en la Escuela de Arte de Oxford, hasta que en 1962 se instaló en Londres. No conocía su obra y he estado investigando en la red. Parece un dibujante más que notable, y su trabajo no carece de personalidad. Pero han sido sus autorretratos lo que más ha llamado mi atención. Sobre estas líneas, a la izquierda, el primero de la serie, fechado en 1967. A su lado, un óleo firmado en 1971.
Pese a los estragos de la enfermedad, patentes en los dos autorretratos que os muestro arriba, estos rostros tienen una fuerza expresiva que me conmueve. Los pintó en 1996 y 1997, respectivamente.
Los dos siguientes son de 1998 y 1999. Yo los encuentro bellísimos. El último, en el 2000.
Ya lo habia visto en algun lado, es tremendo. Es clarificante. Son escalofriantemente bellos. Cuantas veces la genidalidad esconde asuntos mas oscuros.
ResponderEliminarSí, son impresionantes.Y muy hermosos. Un abrazo muy fuerte, David.
EliminarCuando mis hijos eran pequeños y dibujaban.....(monigotes pensaba yo)ellos me decían " pero no ves que es un elefante en la selva¡¡¡¡ (por ejemplo); yo no veia nada . Su mundo era distinto al mio; tal vez algo así pasa en la cabeza de tu padre. Un beso preciosa
ResponderEliminarPaz
Amiga Sol, me ha impresionado esta entrada, y por desgracia es algo que se repite, pues este mismo caso lo he conocido con mi MAESTRO de pintura Rubén Torreira, recientemente fallecido. Maldita enfermedad.
ResponderEliminarTe dejo un soneto que compuse sobre la misma. Un abrazo y continua con tu labor.
SONETO DEL OLVIDO
A los enfermos de Alzheimer y familiares
Frágil es en verdad, el ser humano,
aunque aparente recia fortaleza,
si el destino se ceba en su flaqueza
le gana la partida en fiera mano.
Alzheimer, ese bicho tan liviano,
que expande su ramaje de maleza,
entrando sin llamar en la cabeza
tornándola en terreno de secano.
Inquilino cruel, que sin permiso,
en medio del cerebro se ha instalado
robándote hasta el último recuerdo.
Perdido en este extraño paraíso,
alguien, no sé quién es, está a mi lado,
no sé ni quién soy yo, ya no me acuerdo.
©Casimiro Bleda Onrubia
http://fraguandoversos.blogspot.com