"Consuelo es de sabios -nos dice Gracián- haber dejado las cosas antes que ellas los dejasen." De un tiempo a esta parte vengo preocupado por todo aquello que proyecta una dimensión de abandono oportuno, que tiene una capacidad de desprendimiento para las cosas que a los demás mueven a esclavitud y servidumbre, a permanencia de ruina y de llanto. Para dejar suele el hombre ser más cobarde que para vencer y conseguir, porque cuando el amor de poseer le domina vuélvese conservador de la decadencia, del eco de su poder caduco y enfriado, como también se hace avaro de la dramática sombra de los laureles."
Ha caído en mis manos Madrid entrevisto, al que también hice referencia hace unos días cuando os hablaba de mis andanzas por la Cuesta Moyano, y leo con gusto los artículos que Gonzalez Ruano escribió hace 80 años, con esa prosa un poco grandilocuente que entonces se llevaba. Pero sus reflexiones cobran hoy una vigencia sorprendente, ahora que nos vemos obligados a desprendernos de tantas cosas en las que, tan equivocadamente, habíamos cifrado nuestra seguridad. Si bien es cierto que nuestra capacidad de desprendernos de lo accesorio nos hará más libres, también lo es que deberíamos exigir responsabilidades, con toda la contundencia de la que seamos capaces, a aquellos que están acabando con el tipo de sociedad, más justa e igualitaria, que trabajamos por crear. De ellos deberíamos desprendernos cuanto antes.
Como siempre, El Roto da en la diana. La viñeta fue publicada por el diario El País el 29 de octubre de 2012.
No hay tiempo que perder, o ellos o nosotros. Besos, Sol.
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