El desconbocido
El desconocido que pasa
y te encuentra todavía digna
de una fugitiva palabra de deseo,
...acaso porque en la sombra de la noche tan dulce de mayo
todavía brillan tus ojos,
todavía tiene veinte años la ligera figura deslizante,
no sabe que fuiste
amada por aquel que amaste,
amada en plena y soberbia
delicia de amor,
y en ti no hay mínimo rincón de la carne
o átomo del alma
que no tenga una marca de amor.
No sabe que viviste solo
para amar a aquel que te amaba,
y ni aunque quisieras
podrían arrancar de ti
esa vestidura por el amor tejida.
Él, ignorante,
en ti ya no bella, en ti ya no joven,
saluda la gracia del dios:
respira, al pasar,
en ti ya marchita, en ti abandonada,
el aroma precioso del dios.
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