A estas alturas huelga decir que
Lo imposible es una buena película, dado el éxito que ha cosechado en taquilla y las alabanzas que ha recibido tanto de crítica como de público. Es un documento espléndido y espeluznante, que solo resulta soportable porque sabes que termina bien, al menos para los protagonistas. El 26 de diciembre de 2004 se produce un terremoto con epicentro en Sumatra, el segundo terremoto más grande del que se tiene noticia, y el de mayor duración. Murieron casi 290.000 personas y hubo más de medio millón de heridos. Entre los supervivientes, un matrimonio español, María y Enrique, y sus tres hijos de corta edad: Lucas, Tomás y Simón. La película cuenta como vivieron la tragedia, como lucharon por sobrevivir y, en medio del caos, lograron encontrarse.
Técnicamente intachable, con un gran manejo de los medios técnicos, un arranque impresionante y una actuación fantástica tanto de Naomi Watts como de Ewan McGregor y Tom Holland como el hijo mayor, sin embargo no me gustó la sensación que en algunos momentos tuve de sentirme manipulada, de que el director buscaba la lágrima fácil. Imagino que debe ser complicado enfrentarse a una historia tan dramática sin caer en algún momento en el sentimentalismo. Así y todo, merece la pena verse.
Os dejo el trailer.
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