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sábado, 3 de noviembre de 2012

Librería La Central, en Madrid


Si tenéis ocasión, y sois amantes de los libros, os recomiendo una visita a La Central de Callao. Cuando estamos perdiendo muchas de las librerías tradicionales de la ciudad, cuando el mundo de los libros sufre su enésima crisis (crisis endémica, según parece) que se inaugure un nuevo centro con un proyecto tan ambicioso es una gran noticia. Más aún cuando sus responsables pretenden no llenar los estantes con los últimos best sellers y buscar la rentabilidad a través de la literatura-basura, sino priorizar la literatura de calidad, esa que tantas veces cuesta encontrar en otros establecimientos.



La Central forma parte de una cadena de librerías muy conocida en Madrid, a la que pertenece la del Museo Reina Sofía y la de la Fundación Mapfre. El edificio en el que se ha instalado, en la calle Postigo de San Martín, muy cerca de la Plaza de Callao, es una casa palaciega del siglo XIX, típica de la alta burguesía de la época, maravillosamente restaurada por el arquitecto Ricardo Marco. Entre estantes con libros, en el patio de carruajes, junto a un ciprés, se ha habilitado un espacio para una cafetería restaurante, donde poder picar algo mientras hojeas un libro, y en el sótano un  bar de copas.












Me encanta como se ha armonizado la funcionalidad con la recuperación de los elementos ornamentales de la casa. A través de una escalera se accede a los  pisos superiores, y en las distintas habitaciones, abarrotadas de volúmenes, las diferentes secciones: literatura en todos los idiomas, ediciones descatalogadas o de difícil adquisición, historia, poesía, narrativa, economía, teatro, filosofía, arte, música, cine, fotografía... Una locura. La ruina para alguien como yo.













Abajo os muestro el cimborrio de la capilla y uno de los frescos que adornan lo que antes debió ser el comedor. La vista vuela de los artesonados a los títulos. Un vicio.










1 comentario:

  1. Qué maravilla de librería Solpau. Me encantan los proyectos que destilan tanto amor a los libros, en el sentido de querer dotarlos de un escenario especial, de un ambiente que eleve el rito de mirar y comprar literatura a una dimensión casi espiritual.

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