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Gracias a tí, que desde tu mundo en tu casa, nos regalas cada día paciencia, belleza, arte, sátiras y anacronismos, alegrías y tristezas, verdades como puños, y en cualquier caso, bienintencionadas palabras. Gracias a tí Sol, y como en la entrada anterior lo veíamos negro, el lamento de Arvö es -claro que sí- para serenarse.
ResponderEliminarCómo se nota que no eres objetivo, Manolo! Pero agradezco tus palabras de corazón. El regalo es poder compartir y encontrar alguien al otro lado que lo disfrute. De tus adjetivos, me quedo con "bienintencionadas palabras". Un beso enorme, cielo.
EliminarDe nuevo estoy de acuerdo con Manuel. Y el lamento bellisimo.
ResponderEliminar¡qué buen refugio es la música para los tiempos que corren!
ResponderEliminarTe reconcilia, a pesar de todo, con la impotencia y melancolía que tan bien reflejas en tu entrada anterior.
Gracias a Manuel por su sereno lamento y a tí por publicarlo.
Un abrazo y carpe diem
Carpe diem, amiga mía, y un beso enorme
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