“Es una producción para un público inteligente. Los que
vengan para escuchar unas arias de bel canto mejor que se queden en casa. Es
una presentación para defender una de las óperas más geniales que existen.
Verdi y Shakespeare lo merecen. No es casualidad que el primer Verdi que hago
en el Teatro Real sea este. Verdi luchó toda la vida contra las convenciones
sobre lo que la gente pensaba de él. Macbeth fue una revolución en todos los
campos: eligió por primera vez a Shakespeare y también supuso una ruptura
musical. Verdi trabajó toda su vida en esta obra, la cambió para París y para
La Scala de Milán.” Palabras de Gerard Mortier referidas a la representación de Macbeth, una de las cumbres de la obra verdiana basada en la tragedia de Shakespeare. En 2009 Mortier estrena en la Ópera de París la misma versión que ahora se representa en el Real, después de haber visitado la Ópera de Novosibirsh.
Quienes tenéis la paciencia de entrar en Mi casa con regularidad sabéis de mi amor incondicional a Mortier, que nos ha regalado momentos inolvidables con sus sucesivas programaciones en el Real, no siempre bien recibidas por el respetable. Pero eso no quita para que me quedara atónita ante las declaraciones que reproduzco, recogidas por Daniel Verdú en el diario El País del 27 de noviembre, poco antes de su estreno en Madrid. Yo esperaba con verdadera ilusión esta ópera, pero el juicio de Mortier me llenó de inquietud. Parece ser que, para disfrutar plenamente de Macbeth era imprescindible un plus de capacidad de comprensión e inteligencia que dudo mucho poseer. Y, después de haber asistido al espectáculo, es evidente que no poseo. Me gustó casi todo: por descontado, la maravillosa música de Verdi, muy bien interpretada por la Orquesta del Teatro Real, que se supera en cada representación, dirigida en esta ocasión por el griego Teodor Currentzis; las interpretaciones del reparto, destacando el espléndido trabajo de Violeta Urmana como Lady Macbeth; la escenografía, original e impactante, a cargo de Dimitri Tcherniakov; los coros, imprescindibles en esta obra. Pero me temo que es en el aspecto en el que Mortier pretende de los espectadores ese "algo más" donde yo hago agua. Una pieza tan "heroica" como Macbeth, con tantos elementos mágicos, no tiene fácil encaje en el siglo XX donde este montaje pretende ubicarla. Y esa translación al "pueblo" de las brujas-oráculo está, a mi juicio, traído por los pelos, y crea confusión en más de una ocasión. Mis perdones a Mortier. Así y todo, el espectáculo es fantástico.
Un botón de muestra:
No creo que tengas que pedir perdon a Mortier, parece como si todas sus producciones tuvieran que gustar y si no es así, es que no eres inteligente y no sabes entenderlas. Afortunadamente en las óperas la música no se puede cambiar ¡faltaría más! y aunque estoy totalmente de acuerdo con tus comentarios Verdi siempre será Verdi.
ResponderEliminarOtra cosa es alguna producción como por ejemplo The Real de Israel Galván, hubo deserciones y abucheo o pateo y pocos aplausos y yo soy de las que las coreos con "tutu" me aburren un poco o sea que me gusta lo rompedor. Tempoco debo ser muy inteligente, espero que el "divino Mortier" me eduque.
Un fuerte abrazo y que pases unas buenas fiestas.
Jajajaja, nos iremos educando, sí. Un abrazo muy fuerte también para ti, y muy felices navidades.
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