Giacometti retrata a las mujeres que ama. Sus pasiones determinan su obra. Representa a Annette, su mujer, pero también a mujeres que conoce en los bares y de las que se enamora irremisiblemente. Esas relaciones serán el motor de su creatividad y Annette las tolera. En un bar de Montparnasse, en 1959, conoce a Caroline, que marcó los últimos años de su vida.
Contemplando estos dibujos y la voluptuosidad de sus esculturas percibo la libertad de ejecución, la alegría y la pasión con la que la mano mueve el lápiz o la espátula, y se aleja algo la congoja que sus hombres me transmiten. Una exposición preciosa.
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