He disfrutado enormemente de esta novela de Mark Twain, prohibida durante muchos años en Estados Unidos por su irreverencia. Para poneros en situación, Satán , uno de los Arcángeles, baja a la tierra a observar al ser humano, y escribe a sus compañeros Miguel y Gabriel el fruto de sus pesquisas. Transcribo unos párrafos, para vuestro regocijo:
"¡La enfermedad! Es la fuerza motriz, la fuerza constante, la fuerza devastadora. Agrede al bebé en el momento en que nace, para proveerle de una enfermedad tras otra: la difteria, el sarampión, las paperas, la diarrea, el dolor de dientes, la escarlatina y demás especialidades infantiles. Persigue al niño hasta la juventud, proveyéndole de nuevas especialidades dedicadas a esta etapa de la vida. Persigue al joven hasta la madurez, al hombre maduro hasta la vejez y al anciano hasta la sepultura.
Y ahora que sabéis esto, a que no adivináis cuál es el apodo más utilizado por el hombre para referirse a este feroz Comandante en Jefe? Os ahorraré el esfuerzo... pero no os riáis: ¡Nuestro Padre Celestial!
Es curioso cómo funciona la mente humana. La fe del cristiano se asienta sobre una proposición rotunda, categórica, inalterable e incontrovertible: Dios es omnisciente y todopoderoso.
Siendo así, nada puede ocurrir sin que Él sepa de antemano que sucederá, nada ocurre sin su permiso, nada puede ocurrir si Él decide impedirlo.
Es bastante evidente,¿no os parece? Denota a las claras que el Creador es directamente responsable de todas las desdichas, enfermedades y desgracias antes referidas -que podría haber evitado- , el avezado cristiano va y le llama, candorosamente, ¡Padre nuestro!.
Tal como os lo cuento. Dota al Creador de todos y cada uno de los rasgos que se le atribuirían a un demonio, ¡y llega a la conclusión de que demonio y padre son lo mismo! En cambio, se negará a admitir que un lunático malévolo y un director de catequesis también lo sean en esencia. ¿Qué os parece la inteligencia humana? Quiero decir, suponiendo que penséis que exista una inteligencia humana..."
Que curioso. Ayer le comentaba a Fred que le daría una opinión que tenía pendiente con él, y era que no entendía yo como una persona que manejaba las palabras tan bien como él, podía estar tan en contra de la cultura estadounidense. Le largaba una lista de(para mí) grandes escritores que he leído, y curiosamente empezaba por el amigo Samuél Langhorne(M.Twain), escritor y periodista norteamericano de sutil sátira social, cuyos dichos me fascinan. y aunque pueda ser pelmazo, ahí va la lista: M. Twain, W. Faulkner, H Heminway,A. Poe, J. Austen, E. Melville, J. Steimbeck, E. Pound, J. Dos Passos, T. Capote, H. Miller, T.S. Eliot, J.D. Salinger, P.Auster y por último los actuales Philip Milton Roht y David Grossman, que aunque nació en Jerusalén se formo como escritor y activista en Princeton.
ResponderEliminarManuel, no olvides que mientras se escribían los más bellos sonetos de nuestro Siglo de Oro, en los calabozos de la Inquisición bramaban de dolor los supliciados.
EliminarCada cosa pesa lo suyo, Manuel, y Walt Whitman, sentado en uno de los platillos de la balanza es un frágil copo de algodón alabameño comparado con Edgar Hoover, que está sentado en el otro y que, a servidor le abruma con el poderío de su mole fáctica, cuando asienta los pesos y las medidas en su devocionario de tapas de ala de unicornio (azul).
Pero gracias, buen amigo.
Seguro que habrá mil más, pero no he tenido el gusto. Este posdata, es para agradecer a Sol los dos últimos, y para decirle a los visitantes de tu casa que sepan que no nos contestas porque se te ha chafado un poco el blogg. Salud y ser felices.
ResponderEliminarEstoy intentando arreglarlo. Pido perdón por los comentarios que no he podido responder. Besos
EliminarSí, este mismo argumento lo blando con frecuencia cuando se me compadece por mi ateísmo impenitente. Yo, que me siento hermano miocárdico de Juan de la Cruz y de Teresa, que hubiese dado mucho porque ese cielo que nos pinta El Greco fuese algo más que una portentosa obra de arte y que por entre los faldones crómaticos de esa morada de los justos pudiese seguir viendo, después del Tránsito, primavera tras primavera, el retorno floral de mis manzanos... Pero, ay, uno no se puede hacer trampas al solitario y ha de concluir que le queda un número limitado de años de miranda, de podador-recolector (mis podas y mis recolecta son demoradas y absortas, pues me distrae el liquen de una rama o un azafrán tempranero que apunte entre el amarillo de las manzanas en sazón), Sé que nada de esto he de gozar para siempre jamás y, a veces, no me sustraigo a un escalofrío de nostalgia anticipada por lo que sé que he de dejar atrás...
ResponderEliminarSi, de haber Dios sería reo de pecados tales que chapucería, incompetencia y crueldad. Pues no existe arquitecto que trace el arco de una bóveda sabiendo que se va a desplomar con el peso de la primera nevada, ni padre cabal que engendre a un hijo a sabiendas de que va a nacer lisiado. Mucho menos que cuando nos dé la libertad esté a un tiempo acuciando a Hefesto en la fragua para que forje millones de grilletes, incluso las hachas y las espadas con que han de cortarnos
la cabeza,
Si Dios fuese tan listo y previsor (omnisciente dicen ellos) habría de ser un malvado, por nacernos, criarnos y luego dejarnos en pelota sobre un témpano de hielo. Malo, malo como un demonio.
PD.- Un abrazo, Manuel.