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jueves, 15 de enero de 2015

Pablo Genovés, "El ruido y la furia"

El Apocalipsis, la devastación total, las fuerzas de la naturaleza desatadas engullendo los templos de la cultura. Pablo Genovés presenta en la sala de exposiciones del Canal de Isabel II (una sede preciosa, que merece la pena visitar independientemente de la exposición que albergue) cuarenta fotografías y un vídeo representativos de su trabajo de los últimos cinco años, y lo hace bajo tres epígrafes: "Precipitados", Cronología del ruido" y "Antropoceno".












La obra que presenta es impactante, aunque yo ya había tenido ocasión de ver alguna de estas fotografías, no recuerdo con qué ocasión.  La oscuridad que reina en la sala intensifica la impresión. En la primera parte de la muestra, el mar embravecido, ríos desbocados asolan palacios y museos, teatros y bibliotecas, salas bellísimas ricamente decoradas son presas del tsunami.















Luego llega la devastación, los espacios inundados, el barro y las piedras, el fuego y el humo. La cultura inerme ante la naturaleza salvaje.












¿Qué lecturas podemos hacer de este trabajo? La evidente: las infinitas posibilidades de la fotografía digital y su manipulación; la nula fiabilidad que hoy presenta el otrora notarial arte fotográfico. En cuanto a la tesis del artista, ¿tendrá que ver con una denuncia ecologista, con las consecuencias del cambio climático y el peligro que entraña para la supervivencia del hombre en la Tierra? ¿Es un recordatorio de la fragilidad de toda obra humana frente a la adversidad?













Pese a su belleza formal, no acaba de convencerme. Hay algo impostado, algo falso en este trabajo. Quizá un exceso de efectismo. Prefiero otro tipo de mirada, más honda, más sobria. Siempre, menos es más. Demasiado ruido.

7 comentarios:

  1. Pues, por lo que puedo apreciar, es una expo sobrecogedora; percibo una escenografía casi idéntica a las de algunos sueños míos y a no pocas vigilias en las que uno rebusca en su imaginario profundo, para darle salida filtrado por la maraña de palabras parapeto. Los hielos lamiendo las gradas de los tronos y las patas de los caballitos de un tiovivo son elocuentes; como la explosión ígnea de un mármol toscano o la mar agitada en la platea de un teatro de ópera.
    Sol, no entiendo esos remilgos tuyos.
    Un beso.

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    1. ¿Remilgos? Jajaja . Eres total. Distintas sensibilidades, diría yo. Prefiero los susurros a los gritos, prefiero lo velado a lo expuesto, prefiero lo sutil a lo evidente. Prefiero que la carga de profundidad de la obra de arte esté en lo que oculta, más que en lo que vela. En lo que sugiere, más que en lo que muestra. Ya me entendiste, querido? Es solo cuestión de gustos. Un beso

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    2. Quería decir desvela. Perdón.

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  2. F., que se le va la pinza.15 de enero de 2015, 15:52

    Sí, puede que tengas razón: uno no es sutil como para entender que los susurros auriculares sean preferibles al grito gárrulo; que mejor un peplo evanescente sobre la carne helena que la visión directa del pubis hirsuto de Pandora (fetichistas, que somos unos fetichistas). Pero para cargas de profundidad las que aguantaron los aguerridos submarinos alemanes... Mala suerte tuvo el U-175 del capitán Gerhardt Muntz, al que las del "Spencer", al mando del comandante Harold.S. Berdine, de la Armada británica, sepultaron herido de muerte en las frías aguas del Atlántico Norte,
    Y en cuanto a que sea mejor que te sugieran a que te hablen franco y llano, pues que depende. No me gustan los sinuosos, ni las carreteras de montaña; donde esté una autopista recta como una flecha, que se quiten los meandros de alquitrán; mejor un vasco directo que un gallego perifrástico Uno, sin embargo, es barroco y sarmentoso en el palique, porque se sabe brutal llegado el caso...belli. Y como tiene alma de avecica del campo ha de moderarse: hermano lobo, hermano Floriano...
    Y sí, cuestíón de gustos,

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    1. Jajajaja. La molderación y tú, me temo, no hacéis buenas migas. Ni falta que hace. Besos

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  3. Coincido con tu mirada, Sol. El trabajo es preciosista y barroco, pero también excesivo para mi gusto. Prefiero imaginar lo escondido, disfrutar del misterio... añadiendo algo del propio vislumbre. Un abrazo y ¡¡gracias!!

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    1. Eso es, Marian! Gracias a ti, amiga, por tu mirada y por compartirla con nosotros, y un abrazo enorme

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