"Lo escuché anoche de nuevo en YouTube, lo tiene todo y más. Lo que hace con las manos es técnicamente increíble. Pero también su toque. Posee ternura y también ese elemento demoníaco. Nunca he escuchado nada semejante". Así manifestaba la mítica pianista argentina Martha Arguerich su admiración por Daniil Trifonov, un jovencísimo (24 años) pianista ruso que está revolucionando el mundo de la interpretación y que tuve oportunidad de escuchar por primera vez hace unos días en el Auditorio, acompañado por la Philharmonia Orchestra dirigida por Clemens Schuldt. Quiero confesaros antes de nada que el piano no es el instrumento que más me emociona: es difícil que logre mantener mi atención durante un largo concierto, tal como consigue el chelo o el violín. Sin embargo la ejecución de Trifonov me maravilló. Interpretó el Concierto para piano núm. 2 en Fa menor de Chopin y por momentos sentí que era la primera vez que lo escuchaba. Desde mi asiento podía ver sus manos, y me hipnotizó su forma de moverlas, en ocasiones imperceptiblemente, acariciando las teclas, completamente volcado sobre el piano, uno con él. Una sensibilidad extraordinaria. El larghetto me llenó los ojos de lágrimas. Respecto a Chopin declaraba al diario El País: "Su música no te perdona, necesitas practicarla siempre, incluso cuando crees dominarla, debes asegurarte bien, no confiarte, tiene algo de fugitivo y se te puede escapar sin que lo notes. Este concierto es tremendo".
El resto del concierto estuvo dedicado a Beethoven: para abrir boca, la Obertura Coriolano en Do menor, y para cerrar la Sinfonía núm. 3 "Heroica". Como el compositor alemán siempre es una gloria, salí feliz.
Os dejo con Daniil Trifonov y Chopin.
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