Podéis comprobar la desolación y la pobreza que se esconden tras la fachada. En algún lugar leí que los patios de Budapest deparaban sorpresas, y es una gran verdad. Pretendo mostraros, en posteriores entradas, lo que descubrí tras fachadas suntuosas y espléndidos portalones. Aunque este no es el caso, porque como veis el edificio no tiene mayor interés arquitectónico, las viviendas que circundan el patio traslucen miseria. En cambio, restaurada, la fuente, siempre presente en este tipo de edificaciones.
Sobre estas líneas os muestro un monumento antifascista poco corriente, el dedicado a Carl Lutz, el cónsul suizo que como Raoul Wallenberg, embajador y empresario sueco, en 1944 proporcionó documentación falsa a los judíos y los salvó del holocausto. A la derecha y bajo estas líneas os muestro los objetos que un grupo de manifestantes colocaron en el lugar donde el Gobierno húngaro pretende levantar un monumento que elogie el comportamiento del estado ante la invasión nazi. Según nos explicaron, en muchos casos se dio una clara connivencia entre estos y las autoridades locales, haciendo a estas últimas responsables de la deportación y muerte de multitud de conciudadanos. Me resultó conmovedor.
Un pueblo que no olvida a sus heroes y a sus victimas. ¿Nos dice algo esto por aqui?. Conozco un señor mayor del que por casualidad me entere que sus padres fueron luchadores contra el fascismo (maquis). ¿Te creeras que el nunca me lo ha comentado y yo no me atrevo a preguntarle? ¿En que otro pais se entenderia algo asi?. Muy interesante tu entrada, Sol. Feliz fin de semana.
ResponderEliminarGracias David. La historia la escriben los vencedores, ya sabes. Vivimos en una total sinrazón. Un abrazo, guapo. feliz fin de semana también para vosotros.
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