Lo más destcable de
Ida, el último filme del director polaco Pawel Pawlikowski (del que no tenía noticia hasta ahora) es, a mi entender, su extraordinaria belleza. Lo más destacable de un conjunto de aciertos que hacen de esta película una cita inexcusable para los amantes del buen cine. La belleza de cada plano, que apetece apresar y colgar en la pared de tu casa, perfectas composiciones, la luz recreando atmósferas mágicas, de una melancolía y dulzura que atemperan lo dramático de la historia que cuenta. Esa belleza me mantuvo fascinada durante hora y media, atrapada en una historia que nos retrotrae a la Polonia de los años sesenta de la mano de una joven novicia que, antes de profesar, realiza con su tia Wanda un viaje que la enfrentará a una serie de durísimos secretos familiares. Espléndidos los retratos de la joven y de su tía, conmovedores.
"Yo no busqué la belleza en sí", ha declarado el director, "quería hecer una película que invitara a la meditación, por eso la fotografía y la forma intentan huir del drama y de las emociones brutales, y busca la mirada distante y otro tipo de pasión".
Una pelicula muy recomendable. Os dejo con el trailer:
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