La Orquesta Sinfónica de Londres interpreta la 8ª de Bruckner

Bernard Haitink es uno de los directores de orquesta más queridos en Madrid, como  demostró hace dos días en el Auditorio el largo y caluroso aplauso con el que lo recibió el público. Y es que, de las innumerables visitas que, desde 1974, nos ha hecho la Orquesta Sinfónica de Londres, en veinte ocasiones ha estado él al frente de la formación, de la que ahora es Director invitado. Es extraordinario ver como un director de su veteranía, con gestos siempre mesurados, dota a la orquesta de una energía y una brillantez, de una pasión que te enciende.

Se habla de la Octava de Bruckner como un monumento sonoro, y realmente es una sinfonía imponente. Dedicada al emperador Francisco José de Austria, tiene ese aire imperial, un aire a epopeya que te levanta del asiento, aunque a veces está teñida de sombras, incluso de melancolía que contrasta con su espíritu triunfal. Es una sinfonía exuberante que te pone las pilas.

La primera vez que yo la escuché fue en un disco, dirigida por Celibidache. El mismo que ahora os ofrezco, a cargo de la Filarmónica de Munich. Escuchadla con los ojos cerrados, es una belleza.