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jueves, 20 de noviembre de 2014

Recorriendo el casco antiguo de Bamberg

El casco antiguo de Bamberg es pequeño, así que enseguida me resultan familiares calles y plazas, y dejo de necesitar el plano de la ciudad. Es una delicia poder volver a un rincón que te ha llamado la atención, hacer la compra a diario en la misma tienda, tomar el segundo desayuno en la misma cafetería, hacerte, en fin, la ilusión de permanencia.












El Ayuntamiento antiguo es una joya a la que vuelvo con una u otra excusa todos los días. Fue construido en una isla artificial sobre el río Regnitz, unida a la orilla a través de dos puentes. Según la leyenda, los príncipes-obispos que regían la ciudad se negaron a concederle un lugar donde poder edificar el ayuntamiento y los ciudadanos, haciendo un alarde de poder, edificaron este edificio en la frontera entre su ciudad-isla y la ciudad-colina de los obispos. Las fachadas están profusamente pintada, representando la muerte del príncipe-obispo Philipp Anton von Frankenstein, acaecida en 1753, y en la pared contigua la entrada de este personaje en la ciudad. Como curiosidad, fijaos en el ángel de la derecha, cuya pierna sobresale de la fachada. Este tipo de decoración fue usado en etros lugares, pero siempre en decoración de interiores.


























Muy cerca del Ayuntamiento se encuentra el Palacio Geyerswörth (arriba a la izquerda), residencia de la familia patricia Geyer, a quienes pertenecía la isla. Encima de la puerta se puede ver el blasón del príncipe-obispo Ernst von Mengersdorf, bajo cuyo gobierno se construyó el palacio, en el siglo XVI. El patio es precioso, y tras unas arcadas se conserva el blasón original de la ciudad (San Jorge representado como caballero), cuya copia adorna hoy la fachada del Ayuntamiento.

























Detrás de este, en el puente superior, se encuentra el monumento a la Crucifixión que veis sobre estas líneas, erigido en 1715, y en el puente inferior se conserva solo una de las cinco figuras que lo adornaban, santa Cunegunda, esposa de Enrique II, la estatua más querida por los habitantes de Bamberg.













Atravieso los canales y continúo mi recorrido.

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2 comentarios:

  1. He disfrutado mucho con este largo paseo que nos estas dando por rincones que de otro modo seria difícil que conocieramos, Sol. Por cierto, has hecho unas fotos preciosas, algunas de ellas, son casi pinturas.

    Mil besos, guapa.

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    1. Gracias David. Es un lugar tan especial que es fácil que se refleje su belleza en las fotos. Te mando un beso grande

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