En Gijón nunca había contemplado el atardecer desde el mar, y el espectáculo es una belleza. En el Puerto Deportivo nos embarcamos en una de esas lanchas turísticas que recorren la costa, y me encuentro con un perfil desconocido de la ciudad y, sobre todo, una preciosa imagen de
El Elogio del Horizonte recortándose sobre el Cerro de Santa Catalina.
Las imágenes son tan espectaculares que no me resisto a ofreceros toda la secuencia. Contra el atardecer, fui fotografiando El Elogio mientras la lancha bordeaba el cerro y me permitía observar el movimiento de la escultura desde una perspectiva novedosa.
El Puerto del Musel y la imagen familiar de Cimadevilla, de vuelta a casa.
Preciosas fotografías que hacen justo honor a un paisaje sublime. Abrazos
ResponderEliminarGracias David. Te hubiera gustado, seguro, y tu cámara le habría sacado más partido. seguro. Un abrazo muy fuerte.
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