Hace unos días os hablaba de la exposición Rasgos de arte. Esencia del coleccionismo, que muestra parte de las colecciones de varias Cajas de Ahorro. Me quedaron en el tintero algunas obras excelentes que me gustaría ofreceros hoy, comenzando por dos litografías espléndidas, Acróstico cabras, firmadas por Miquel Barceló en 1991. Son poco más que apuntes, pero contienen toda la maestría. Hace unos días tuve la oportunidad de hojear sus Cuadernos del Himalaya, editado por Galaxia Gutenberg este mes, y me quedé fascinada con los apuntes de sus viajes por aquella región. No pude comprarlo, pero si tenéis ocasión echarle un vistazo. Es una belleza.
Sobre estas líneas, a la derecha, El espacio personal, un acrílico sobre fotografía de Manuel Saro que me gustó mucho. Fantástica su composición y espectacular el tratamiento de la luz.
Manuel Vilches es el autor de Intervenciones, impresión digital sobre tela que podéis ver a la izquierda. Me interesa mucho la fotografía y el resultado que los artistas a través de distintos materiales y tratamientos logran obtener, como en la imagen de la izquierda, Un lugar secreto, de Soledad Córdoba.
Pelayo Ortega, uno de los pintores jóvenes más interesantes del panorama artístico asturiano (le sigo la pista desde hace muchos años, lástima no haber podido acceder nunca a una de sus pinturas), firma en 1991 este Ciclista excéntrico que os muestro arriba. A su lado, Los ibores, de Pedro Gamonal. Y cierro con dos espléndidos lienzos que forman una sola composición, obra del pintor asturiano Hugo Fontela. Un jovencísimo y magnífico artista del que ya os hablé en una entrada anterior.
Miquel Barceló es mi debilidad. Me encanta.
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