Imogen Cunningham es una pionera, una institución en el campo de la fotografía, y esta muestra una ocasión irrepetible de acercarse a su trabajo. Impresiona la vitalidad que conservó toda su vida, su curiosidad por abordar temáticas novedosas. A los setenta y tres años, cámara en mano, recorría las calles de Nueva York fotografiando la ciudad, observándola con nueva mirada a través de su cámara. "Fotografías robadas", en sus propios términos.
Me impresionaron especialmente sus primeros trabajos y sus retratos. Abro con El bosque más allá del mundo, una fotografía que me recordó el trabajo de los prerrafaelitas, con esa carga romántica tan seductora. Está realizada en 1912. Abajo a la izquierda una imagen firmada en 1910, Claire y semillas flotantes, y a su derecha un retrato lleno de magnetismo, el de Edward y Margarethe, de 1923.
Fue amiga de artistas e intelectuales de su época. Os muestro arriba, a la izquierda, su retrato de Gertrude Stein, realizado en San Francisco en 1935, un año después de que fotografiara a la pintora Marian Simpson, a su derecha. Sobre estas líneas, Stan, de 1959. Siempre le interesó la representación del cuerpo humano. A la derecha uno de sus trabajos más conocidos, Desnudo, realizado en 1939. Y cierro con una de sus primeras fotografías, su Autorretrato tumbada en la hierba del campus de la universidad donde estudiaba, recién adquirida, por correspondencia, su primera cámara.
Magnificos trabajos Sol. Vaya vida cultural te pegas, sana envidia. Besos.
ResponderEliminarSuscribo las palabras de David. Muuuuucha envidia. Intentaremos verla.
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