Además de locomotoras y vagones, tanto de carga como de pasajeros, el museo presenta otros elementos como carriles, traviesas, telégrafos, llaves, aceiteras, señales, teléfonos, relojes, impresoras de billetes... un sin fin de objetos evocadores de otras épocas que me encantan. Mi vida profesional ha estado indirectamente unida a alguna de estas piezas, y paseo entre ellas mi nostalgia. Pero, independientemente de consideraciones personales, estas máquinas poseen una gran belleza.
El museo está lleno de padres con niños, encantados de poder subirse a los trenes, sentarse en los bancos de los vagones y jugar con las máquinas, incluso, en días determinados, pueden disfrutar de un itinerario viajando en un tren remolcado por una locomotora de vapor. Mi nieto no tuvo esa suerte, pero disfrutó extraordinariamente. Y yo con él.
Un nieto es una inmejorable escusa para visitar estos lugares. ;)
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