Os estoy hablando de una obra muy poderosa, sutil y contundente, tierna y brutal, casi despiadada, pero profundamente humana, interpretada por unos actores extraordinarios. Habla de una familia de nueve miembros a lo largo de un período de ochenta años, de secretos y dolor, y de esperanza. El montaje es perfecto: el círculo, el movimiento, el tiempo, siempre presente. La forma de encadenarse las historias, su fluidez. Un rompecabezas en el que cada pieza va encajando y se va completando su significado. Una obra de relojería que funciona con extremada precisión.
A alguno de los actores ya los había visto trabajar en más ocasiones: Consuelo Trujillo, mágica, es una maestra. Jorge Muriel, excelente. Excepcional Susi Sánchez. Y me resulta hipnótico el trabajo de Pepe Ocio, Borja Maestre, Ángela Villar, Ángel Savin, Felipe García Vélez y Pilar Gómez. Se palpa la química del grupo, dirigido por Julián Fuentes Reta. Os la recomiendo encarecidamente. No os la perdáis.
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