Qué sensación de irrealidad produce el reflejo de los objetos en el agua. Me siento a la orilla del Regnitz. Hace frío. Los patos que puntean la superficie del agua se acercan a mi lado, esperando que les tire algo de comer, imagino. No tienen miedo. Cuando estoy preparando la cámara para fotografiar el reflejo en el agua de árboles y casas de la otra orilla, dos patos aterrizan con gran aleteo ante mis ojos, desbaratando la plácida superficie, emborronando los perfiles, ondulando el agua.
Mirar el río hecho de tiempo y agua
Y recordar que el tiempo es otro río,
Saber que nos perdemos como el río
Y que los rostros pasan como el agua.
Recuerdo estos versos de Borges (no recuerdo el poema al que pertenece, lo buscaré y os lo traeré). Hay algo hipnótico en este fluir. Qué belleza.
Como me alegro que te haya dado para tanto tu estancia en tierras germanas. Bonitas fotografías.
ResponderEliminarGracias cielo. Temo aburriros, pero ya sabes, mi afán por compartir...
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