!!! Bienvenido ¡¡¡

Gracias por entrar. Antes de irte, echa un vistazo y comparte con nosotros. Nos interesa conocer todo lo que quieras compartir. ¿Has hecho algún descubrimiento deslumbrante? ¿Una película, un poema, un cuadro, un disco? ¿Una ciudad, un paisaje? Ábrenos una ventana y nos asomaremos.

viernes, 19 de diciembre de 2014

La mala educación

Esta mañana estaba felizmente sentada en la panadería-cafetería donde últimamente disfruto de mi segundo desayuno leyendo la prensa, cuando se abre la puerta y entran de siete a diez personas (dos mujeres y el resto hombres) riéndose a voz en grito. Se acercan a la barra con gran escándalo, uno de ellos (grande, gordo, sanguíneo, con la chaqueta abierta y la camisa desabotonada pese al frío madrileño) pregunta a gritos a sus compañeros qué quieren tomar, se lo comunica con un torrente de voz a la camarera, se acoda en la barra y muy confianzudo bromea estrepitosamente con unos y otros. A mi me han dado un susto de muerte. Miro atónita al hombre en cuestión, intento coincidir con la mirada de alguno de ellos para trasmitirle mi espanto, pero sospecho que se creen solos en el local porque están enzarzados en su estruendosa conversación y no reparan ni en mi (que me encuentro casi pegada a ellos) ni en el resto de los parroquianos. El jefe de la cuadrilla coge la silla que queda libre en mi mesa y la acerca a las vecinas, donde se han colocado los demás, sin pedirme permiso ni dirigirme una mirada. Como son muchos, y el local es pequeño, coloca su café en mi mesa y hace uso de mis servilletas, todo esto sin cesar de vociferar y lanzar atronadoras carcajadas. Desesperada, pago, me levanto y me voy.

Siento que me hierve la sangre. No soporto tanta zafiedad, tamaña falta de educación, y de repente me olvido de mis principios y añoro aquellos clubs privados donde solo podía entrar gente educada, que hablaba bajito y conocía el significado de la cortesía. Caballeros que besaban la mano a las señoras y corrían la silla para que se sentaran. El mundo de mi infancia. Me debo estar haciendo vieja.

10 comentarios:

  1. Pues entonces yo también, Sol, que también me estoy haciendo vieja.
    Es lo que más echo en falta en este mundo, la educación.

    Un abrazo, amiga.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bien, iremos de la mano hacia la extrañeza total. Un abrazo muy fuerte también para ti

      Eliminar
  2. A quienes somos de la generación del por favor, del buen día, buenas tardes, gracias, del saludar con un gesto amable, una sonrisa, de la cortesía con los mayores, del trato amable, se nos abren literalmente las carnes pero se me hace que a ese tipo de personas hay que quererlas aún más. Quizá sí, alejarse de ellas, pero reconociendo que alguna vez -¿cuántas vidas habremos vivido quienes nos lamentamos?- también nosotros fuimos así. La conciencia no despierta al unísono ni en todos por igual. Su juego es así.

    Un abrazo, Sol. ¡Qué fiesta tenerte por aquí!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué gusto verte a ti por Mi casa, Marian!!
      Me temo que yo no soy tan generosa como tú, y la mala educación me agrede tanto que despierta un sentimiento de inquina muy poco amable. Por eso opto por retirarme. Un beso enorme, Marian, y Feliz Navidad

      Eliminar
  3. No creo que sea cuestión de edad....me espantan, siempre me han espantado las personas "sans gêne".
    Huir, sí, pero queda la duda: ¿debería haber dicho algo a esa gente que, por desgracia, no ha tenido la suerte de nacer en una familia "educada"?
    ¡Que pase une felices fiestas!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A veces lo hago, Colo. En ocasiones he pedido por favor que bajen la voz y en general lo he conseguido durante unos minutos. La paz dura poco, porque al cabo de nada vuelven a sus alaridos. No comprendo como no les resulta a ellos mismos insoportable. En fin...
      Un abrazo muy fuerte, Colo, y muy Felices Fiestas

      Eliminar
  4. Hola de nuevo Sol Pau.

    Desde mi más humilde lejanía te vuelvo a saludar con alegría y te diré lo que me decía un gran amigo "Juan lo valiente no quita lo cortes" y que razón tenia. Donde no se cultiva el respeto, solo crecen malas hiervas.

    Un saludo y hasta pronto.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bienvenido a tu casa, Juan, donde espero verte a menudo. Te deseo una muy Feliz Navidad, y te mando un abrazo

      Eliminar
  5. Estoy convencida de que eres incluso más generosa de lo que crees, Sol, como lo estoy de que la mala educación en los adultos no obedece a causas distintas que las pataletas en los niños: ambas me parecen llamadas de atención. Cierto que ante situaciones como la que describes hay poco espacio para aplicar curas, ni tan siquiera de urgencia (como no sea huir). Lo que me pregunto es si puede hacerse sin llevarse, de paso, ese hígado cargado que implica un perjuicio adicional.

    Te mando una sonrisa y felices días también para ti.

    ResponderEliminar