"Juegan en la obra de arte Eros y Tánatos su partida de
ajedrez, como el Caballero y la Muerte en El séptimo sello, de Igmar Bergman.
La Obra de arte da notificación de esa partida a Vida o Muerte. El amor, la
pasión, la violencia, el crimen, el estupro, el abuso y la injusticia, lo mismo
que la aspiración a una vida reconciliada (o sea, la felicidad): todo está en
carne viva en las Obras de Arte realistas o abstractas, neorrealistas o
fantásticas, surrealistas o futuristas. Nada hay más libre que la Obra de Arte;
nadie es más libre que el sujeto que las produce (en el tiempo y ocasión en que
trabaja, cual titán, en su taller, en su fábrica, en su escritorio). Libertad
es responsabilidad. Libertad es necesidad acariciada, consentida, incluso
mimada. Libertad es encadenamiento a una Idea hasta lograr su materialización
en piedra, en celuloide, en papel, en hierro al rojo vivo, en hormigón, en
pentagrama. (...)"
He sentido sinceramente la muerte del filósofo Eugenio Trías, cuya obra no conozco en profundidad, de cuyos conocimientos y opiniones he disfrutado a lo largo de los años. Sus palabras me mostraron nuevos caminos, eliminaron clichés y prejuicios que no sospechaba tener, me invitaron a reflexionar y contemplar la realidad bajo una nueva mirada. Me llena de zozobra comprobar como van desapareciendo de mi vida personas que, en muchísimas ocasiones sin saberlo, me ayudaron a caminar.
Vuelvo a traer a Mi casa un extracto de un artículo publicado en 2011 por el diario ABC y que recogí en su momento. Le echaré de menos.
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