A los lados de la incorpórea vertiente nevada, los
espectadores de la exhibición celeste —pues se trataba de un desfile de figuras
célebres— le jaleaban con aplausos y gritos: ¡Adelante, Mariano, te apoyamos y
confiamos en ti!, ¡Los durísimos planes de reestructuración y centenares de
miles de dolorosos despidos son indispensables para la consolidación bancaria y
la credibilidad de los presupuestos!, ¡Hay que adelgazar las plantillas y
sanear los créditos para la recuperación suave de la economía y el cumplimiento
ante Bruselas del ajuste fiscal!
Al desaparecer Rajoy de mi vista le sucedieron otros
alígeros de fisionomía igualmente mediática revestidos todos ellos con lujosas
prendas de esquiador: el yernísimo de las sociedades sin ánimo de lucro, el
honrado atesorador y extesorero del PP Luis Bárcenas, asiduo de las pistas
suizas, seguido de José María González Gargallo, Cristóbal Montoro, Luis de
Guindos, Soraya Sáenz de Santamaría. Los vítores arreciaban: ¡la cifra de seis
millones en paro es mucho menor de la de los que aún trabajan! ¡El PIB supera
en un 02’4 a la deuda!, ¡La bendita lluvia de billetes al banco malo —treinta y
siete mil millones de euros— mitigará a medio plazo el endeudamiento y
restablecerá la confianza!, ¡Socialicemos las pérdidas y privaticemos las
ganancias: ésa es la solución!
La levitación de José Ignacio Wert sobre la pista de esquí
fue acogida a su vez con redoblados aplausos. El objetivo de mis gemelos se
centró en uno de sus forofos de boca aulladora similar a la bostezadura de
nuestros remotos antepasados en las jaulas del zoo o a la de Cristiano Ronaldo
al marcar un gol: ¡Más clases de español en las escuelas catalanas para que lo
aprendan de una puñetera vez!, ¡Estamos el cola de Europa en ciencias,
matemáticas y comprensión lectiva, pero tenemos los mejores futbolistas!, ¡Más
Religión verdadera y menos chorradas de educación para la ciudadanía!, ¡Los
recortes en cultura no son salvajes sino razonables dadas las circunstancias y
serán a la larga benéficos!, ¡Privatizad la sanidad y todos saldremos ganando,
incluso los enfermos!, ¡El rigor es necesario para nuestro avance en las cuotas
de mercado!, ¡Son tiempos de apretarse los cinturones y aguantar con temple
sereno!, ¡En los próximos años España irá a más!"
(...)
Con un humor corrosivo y lúcido, Juan Goytisolo analiza la desoladora situación de nuestro país. Qué liberador resulta poder soltar una carcajada ante tanto desmán. No os perdáis este artículo, publicado por El País el 12 de febrero.
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