"La infancia sigue corriendo con uno como un perrito que, en otro tiempo, fue un compañero alegre y que ahora hay que cuidar y entablillar, y administrarle miles de medicamentos, para que no se le muera a uno entre las manos". Iba a lo largo de ríos y descendía entre quebradas. El atardecer construía, si se le ayudaba, las mentiras más costosas y complicadas. No lo protegía a uno del dolor ni de la indignación. Gatos al acecho lo atravesaban a uno con pensamientos oscuros. Como a él, las ortigas me arrastraban en algunos instantes a una lujuria diabólica. Lo mismo que él, desmenuzaba mi miedo con frambuesas y zarzamoras. Una bandada de cornejas mostraba la muerte por unos segundos. La lluvia traía humedad y desesperación. la alegría se devanaba entre las coronas de acederas. "La capa de nieve cubría la tierra como un niño". Ningún enamoramiento, ningún ridículo, ningún sacrificio. "En las aulas de la escuela se reunían los pensamientos sencillos, sin cesar". Luego, las tiendas de la ciudad con olor a carne. Fachadas y muros y nada más que fachadas y muros, hasta que volvía a irse al campo, a menudo por sorpresa, de la noche a la mañana. Donde empezaban otra vez los prados, amarillos, verdes, los campos pardos, los bosques negros. La infancia: sacudida de un árbol, ¡tanta fruta para tan poco tiempo! El secreto de su infancia estaba solo en él mismo. Crecer en estado salvaje, donde había caballos, aves de corral, leche y miel. Y luego otra vez: verse arrancado a ese estado primitivo, ser encadenado a proyectos que lo sobrepasaban. Planes sobre él. posibilidades multiplicadas que se reducen a una tarde llena de lloros. A tres o cuatro certidumbres. Inalterables. A tres o cuatro principios. esquemas. "Que pronto se pueden construir aversiones. Sin decir palabra, el niño lo busca ya todo. Y no consigue nada". Los niños, realmente son mucho más insondables que los adultos.
Extraordinaria novela, Helada, de Thomas Bernhard. La realidad de la vida, del hombre, bajo una densa capa de hielo, un espacio inhóspito donde los pensamientos, los sentimientos, los deseos, la vida toda se va pudriendo sin esperanza. Una literatura desgarradora pero magnífica, que voy bebiendo a pequeños sorbos para no ahogarme.
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