Apaga estos ojos míos: no dejaré de verte,
si me tapas los oídos podré igualmente sentirte,
y podré sin pies ir hacia ti
y sin boca podré aún conjurarte.
Quítame los brazos y te cogeré
con mi corazón como si fuera una mano;
párame el corazón, latirá el cerebro;
y si a mi cerebro prendes fuego,
entonces te llevaré en mi sangre.
Sí, Benvenuta, aunque me hagas albondiguillas no te vas a librar de mí.
ResponderEliminarEin Kuss.
Ni lo pretendo, Werther querido. Con amor.
EliminarAuf Wiedersehen, M.
EliminarRecuerdo haber leido de jovencito en varias ocasiones "Cartas a un joven poeta", es uno de los libros que he salvado de mi biblioteca. Me descubrió el valor de la soledad para las almas sensibles. Besines guapa. Intuyo que vuelves a tener problemas con los comentarios.
ResponderEliminarUn libro conmovedor, sí. En realidad, David, me he tomado un respiro. De vez en cuando necesito alejarme. Un beso enorme
EliminarNo sé por dónde, pero ese hermoso poema lo he leído yo en otro lugar.
ResponderEliminarPero seguro que hay muchos lugares que nos muestren ese poema lleno de tesón.
Mira los Ucranianos si derraman sangre y siguen con tesón: ahí si hay problemas de verdad y mandatarios sin nombre.
Aunque creo que Rilke nos da de bruces en en campo amoroso.
Abrazos, Sol.
Para ti también, anónimo amigo.
Eliminar...mais je pense que je reviendrai
ResponderEliminarTe habías ido, Apollinaire querido? No, jamais.
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