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lunes, 2 de febrero de 2015

Espumas

"El mar sonríe a lo lejos/ Dientes de espuma/ Labios de cielo", cantaba García Lorca. No sonríe este mar que contemplo desde lo alto del acantilado, asomada al Atlántico. Da un poco de miedo, estrellándose con estrépito contra las rocas.












Adoro estas aguas batidas, el encaje que la espuma dibuja sobre su superficie. Me hipnotiza. Contemplando tanto frenesí siento una extraña paz. Me vacío.



4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Gracias Carlos. Cómo me alegra encontrarte por aquí! Un fuerte abrazo

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  2. Al pie de "Noroeste" es una buena atalaya desde la que admirar el oleaje que se estrella en la base del acantilado y que, en los temporales, llega a salpicar el parapeto con su baranda de acero inoxidable...Sin embargo "Noroeste" se desangra en óxidos y se deshace en costras de acero corten. Se muere poco a poco.
    Los óxidos de "Noroeste" descienden plinto abajo y no han dejado ni rastro de una leyenda que alguien escribió hace dos años con un rotulador de fibra: "Teamo (sic) mi luna". Si la tinta no resistió los embates del mar, del hierro y del salitre, qué iba a durar una enmendadura hecha con un trozo de ladrillo rojo, que algún ocurrente escribió sobre aquella inscripción amante. Con la primera tormenta de verano, con la lluvia estival dulcificante, la luna volvió por sus fueros de Selene envanecida: del sol no quedó nada.

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