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lunes, 31 de diciembre de 2012

"Sin crítica no hay libertad", por Rafael Argullol

"En la llamada “vida pública” aprendemos a forjar el analfabetismo educativo. Hay algo peor que la corrupción, y es la ignorancia autosatisfecha. Si es siniestro que los aprendices de ciudadanos —los jóvenes estudiantes— comprueben que las responsabilidades supuestamente ejemplares han recaído en individuos reprobables, aún es más destructiva la generalizada exhibición de incultura que se realiza en todos los ámbitos. Poca confianza puede generar, desde luego, que un presidente del Tribunal Supremo sea acusado de corrupción, que un exdirector del Fondo Monetario Internacional sea imputado o que un expresidente de la Confederación de Empresarios sea encarcelado, por citar solo los casos más recientes de una cadena interminable, pero, ¿qué decir del desprestigio de la cultura en los tres poderes que sostienen, o deberían sostener, la arquitectura democrática?

El lenguaje lo aclara todo, y lo denuncia todo. ¿No sería un milagro tener una “escuela” excelente teniendo los Gobiernos y Parlamentos que tenemos? Es decir: hablando como hablan. Cualquier indicio cultural está férreamente excluido del lenguaje de nuestros políticos, quienes con saña y entusiasmo se dedican a elogiar a los propios y a vituperar a los ajenos con metáforas toscamente futbolísticas, cuando no con giros verbales que denotan un viraje, pero hacia atrás, en el sentido de la evolución humana. ¿Y no sería igualmente taumatúrgico gozar de una “escuela” amante de la razón y de la argumentación cuando, en la escena del tercer poder, comprobamos la retórica literaria de nuestros jueces, por lo general un galimatías de tal envergadura que parece que Aristóteles y Descartes no hayan existido? Toda arbitrariedad es posible —aun no queriéndola— cuando uno no sabe lo que se dice, el único gran estilo que circula por nuestra “vida pública” y que hace cómplices a gobernantes, legisladores y magistrados.

Es, por así decirlo, el estilo tertuliano, basado en el grito, el sarcasmo y la impunidad. ¿No sería, por eso, igualmente mágico que tuviéramos una “escuela” intelectualmente rigurosa en un país literalmente cautivado por las tertulias radiofónicas y televisivas, las cuales, con pocas excepciones, son ollas de grillos en las que triunfa el más gritón, o el que se figura más gracioso, o el que aspira a mayor impunidad? Lo más llamativo de este predominio del estilo tertuliano sobre el estilo crítico es que el contagio, lejos de circunscribirse a la “vida pública”, ha alcanzado también, y de lleno, a la “vida privada” y, en consecuencia, el sectarismo, la parodia y la miseria cultural se han convertido en moneda de uso corriente.

Y aquí puede hurgarse en la herida más profunda: ¿no sería prodigioso poseer una “escuela” que iniciara a los jóvenes en el cultivo de la libertad de conciencia y en el respeto de la verdad cuando en los medios de comunicación y entretenimiento, o en la calle, o en el transporte, o en casa, las conversaciones están dirigidas al desprecio de lo libre y a la destrucción de lo íntimo? ¿Cuáles son los estímulos que el aprendiz de ciudadano recibe para inclinarse hacia el rigor en el esfuerzo, hacia la reflexión, hacia la libre elección de las cosas? Pocos, muy pocos, porque ese aprendiz, fuera de la muy deficiente “escuela”, está más rodeado de súbditos que de ciudadanos."

Extracto del artículo Sin crítica no hay libertad, firmado por Rafael Argullol publicado en el diario El País el 23 de diciembre de 2013.

domingo, 30 de diciembre de 2012

"Tres desechos en forma de ópera", en el Teatro Guindalera

Hace unos días asistí a una representación operística singular. En el Teatro Guindalera, en Madrid, el grupo LaperaÓpera representa Tres desechos en forma de ópera, una ópera en pequeño formato que rinde homenaje a Trois morceaux en forme de poire, de Erik Satie. La sala tiene un aforo de 70 personas y carece de escenario, lo que permite una cercanía con los actores y cantantes muy de agradecer. En escena, tres músicos (un violín, un clarinete y un bajo), y dos cantantes: un barítono y una soprano, nos cuentan la peripecia de un grupo de músicos callejeros, como los que vemos todos los días en las calles de nuestras ciudades, que ofrecen su arte por unas monedas.

Nos hablan de la pareja, del amor, del cine, de la ópera, del mundo de la televisión, del éxito fácil. Acercan el elitista mundo de la ópera a la calle y nos la presentan improvisando una escenografía a base de desechos. "Se trata, pues, de una ópera de la indigencia, del bricolage de desechos. Pero también, quizá, de la única manera posible hoy día (en plena apoteosis del paradigma de la muerte de la ópera y, sobre todo, de la fatalidad de la ópera cantada en español) de abordar unas briznas de textura operística real al modo de esas plantitas que crecen en los resquicios de las aceras", reflexiona la compañía.

Es admirable como, con inteligencia, talento y audacia se puede crear un espectáculo hermoso y entretenido sin necesidad de grandes desembolsos. Jorge Fernández Guerra, Premio Nacional de Música en el año 2007, es el responsable de la obra; Vanessa Monfort de la dirección de escena, Florentino Díaz de la escenografía y Ruth González (soprano) y Enrique Sánchez-Ramos (barítono), de las voces. Muchos niños entre el público, que aplaudió encantado al final de la representación. Un disfrute.

sábado, 29 de diciembre de 2012

La isla del tesoro está en la Fundación Juan March

La isla del tesoro. Arte Británico desde Holbein a Hockney. El título de la exposición que cuelga de las paredes de la Fundación Juan March, en Madrid, es al menos llamativo. La isla del tesoro remite inmediatamente a la novela de aventuras de Stevenson, también británico, y con él los organizadores pretenden insinuar que no todo está explorado en la isla, que aún guarda tesoros artísticos de gran valor desconocidos para el gran público. Y para subsanarlo nos propone un recorrido por más de cien obras de arte, desde el retrato de Sir  Thomas Wyatt el Joven, pintado entre 1540 y 1542 por Hans Holbein, maravilloso cuadro con el que abro el comentario, hasta verdaderos iconos del arte del siglo XX, como Hockney, Freud o Bacon.
















La exposición es realmente extraordinaria y muchas las obras que me enamoraron, la mayor parte desconocidas para mí. Fijaos en el retrato que os muestro a la izquierda, y que me dejó colgada como un pájaro ante una serpiente. Se trata de Catherine Carey, condesa de Nottingham, pintada en 1597 por Robert Peake El Viejo, a quien no había oído nombrar en mi vida. Una mujer imponente, plena de dignidad, suntuosamente vestida, con esa medio sonrisa bailándole en los labios, te mira desde una distancia infinita y no puedes apartar de ella los ojos. Las colosales dimensiones del cuadro agigantan aún más su presencia. Junto a ella, una deliciosa miniatura, el retrato de la escritora y mecenas del siglo XVI Mary Herbert, Condesa de Pembroke. Al igual que otras damas de la época, Lady Mary recibió una sólida formación humanista que le permitió traducir, entre otros, a Petrarca. Su casa de campo, Wilton House, en Wiltshire, se convirtió en un centro de encuentros para científicos, escritores e intelectuales de la época. La miniatura está firmada por Nicholas Hilliard en 1590.















Sobre estas líneas, Lady Jane Thiornhagh retratada por William Larkin en 1617 cuando muy probablemente estaba embarazada de su primer hijo, como señalaría la mano izquierda apoyada en el vientre. Me llamó la atención su escote, su blanca piel surcada de venas azules bajo el tul del vestido, y el sorprendente estampado de este, los bordados figurando monstruos marinos, aves exóticas, insectos, frutos y flores. A la derecha vemos a la reina Enriqueta María firmada por Anthony Van Dyck en 1632. De mano de Van Dyck llega a Londres la influencia de pintores como Tiziano, se acentúa la suntuosidad de la pintura. Enriqueta María era hija de Enrique IV de Francia y de María de Médicis, una princesa católica, por tanto, en la corte del rey protestante Carlos I. Pese a su falta de popularidad fue feliz en su matrimonio. Tras la ejecución del rey en 1649, cuando estalla la revolución, se exilió y murió en Francia.















La preciosa miniatura que veis sobre estas líneas es obra de John Hoskins y representa a Frances Cranfield, condesa de Dorset, en 1637. Se trata de una acuarela sobre vitela, pintado con gran exquisitez de detalles, una pequeña joya que me encantó. A su lado, Miss Martha Carr, retratada por Thomas Lawrence en 1789 muy probablemente con motivo de su enlace matrimonial con el terrateniente de Essex Thomas Chinnall Porter. Quizá en la fotografía no se pueda apreciar bien, pero me llamó la atención la brillantez de las telas, su textura, y el aire saludable de la joven que parece indicar una vida al aire libre, lejos de las palideces cortesanas, más habituales.















Comparte ese aire saludable Flora Macdonald, arriba a la derecha, una joven escocesa hija de un granjero de South Uist que ayudó al príncipe Carlos Eduardo Estuardo a huir a Skye tras su derrota en la batalla de Culloden, en 1746. A causa de ello Flora fue encarcelada en la Torre de Londres. Este retrato fue realizado por Allan Ramsay en 1749, tras ser excarcelada y poco antes de casarse con  Allan Macdonald de Kingsburgh, miembro de uno de los clanes escoceses más importantes. Y termino con el encantador retrato de Anne Isabella Milbanke, una mujer singular que John Hoppner retrata a los ocho años, en 1800. Fue una niña superdotada que estudió a los clásicos, filosofía y matemáticas, esta última materia en la que destacó toda su vida. En 1812 conoció a Lord Byron, que la persiguió obsesivamente hasta que logró casarse con ella tres años después. Él la llamaba "la princesa de los paralelogramos". Tuvieron una hija, Ada. Pero el matrimonio no funcionó. En el acta de separación, Anna Isabella lo acusa de sodomizarla, de practicar incesto con su hermanastra y de homosexualidad. Pero nunca pudo olvidarlo.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Arvo Pärt. "Aadama itk / Adam's Lament"



El bellísimo lamento de Arvo Pärt, para devolvernos la serenidad. Gracias Manolo.

Carpe diem

Como siempre, El Roto da en la diana. Así vivimos, en el túnel, y lo peor es que nos estamos acostumbrando. ¿El bienestar en el que nos instalamos nos ha adocenado hasta este extremo o es, simplemente, que hemos perdido la esperanza? Nunca hemos sido tan conscientes de nuestra falta de poder, nunca habíamos visto con tanta nitidez hasta que punto nuestra democracia no es más que una pantalla  tras la que el poder real nos manipula. La salida exigiría un cambio de régimen pero ¿hacia dónde? ¿liderada por quién? Nos sentimos inermes, y ello nos provoca melancolía. Hace unos días The New York Times publicaba una lista de los mayores defraudadores españoles, entre los que estaban políticos de ambos bandos, empresarios, banqueros, aristócratas, grandes fortunas... Ningún periódico nacional se hizo eco de esa información. Y el ciudadano no sabe cómo defenderse de tamaña tropelía.

Históricamente los cambios de régimen han tenido lugar a partir de grandes revoluciones que  han costado mucha sangre y sufrimiento, siempre a los mismos. Y ya tengo una edad en que no sé si compensa. Por otra parte, el poder real  se las ingeniaría para salir indemne, como ha ocurrido desde que el mundo es mundo. La melancolía. Sursum corda. Carpe diem.

jueves, 27 de diciembre de 2012

La Navidad, según Banksy

Este sería un nacimiento mucho más acorde con los tiempos que vivimos. Tiempos oscuros. Es obra de Banksy.

"La vida de Pi", de Ang Lee

La vida de Pi es una película prodigiosa. Bellísima, mágica, un espectáculo para los sentidos realizada por un mago del cine como es Ang Lee. Una película deslumbrante. La historia no tiene mayor interés y resultaría increíble hasta el ridículo si no estuviera en manos de un director capaz de hacernos comulgar con ruedas de molino y sentirnos felices al hacerlo. La peripecia se centra en un joven náufrago que sobrevive en aguas del Pacífico en una pequeña lancha con la sola compañía de un tigre de bengala. Lo primero que logra Lee es que simpaticemos con el chaval, que hagamos nuestra su causa a pesar del trasfondo místico religioso que subyace en la historia, que es a mi juicio lo menos interesante de la película. Pero prescindo de ello de un plumazo y, el resto, es todo disfrute. Una fiesta para los sentidos, decía al principio, porque Lee pone los efectos especiales (impresionantes, extraordinarios efectos especiales) al servicio de la belleza y de la emoción, y el 3D se convierte en mucho más que en objetos que se nos vienen encima desde la pantalla. Las tormentas, el cielo, la vida bajo el agua, el salto de la ballena, la emoción y la lucha por la supervivencia en el interior de la lancha, la relación del chico con el tigre...una belleza.


Fui a verla con mi nieto y salimos del cine los dos entusiasmados. Él quiere volver a verla y creo que le acompañaré. Ahora que ya conozco la peripecia, disfrutaré más y mejor de la estética.


Os dejo el trailer.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

El Nacimiento de David Hornero

Colocar el nacimiento era como jugar a las casitas. Un mundo que surgía de la nada, construido a nuestro capricho: aquí un río de papel de plata, allá un desierto de arena dorada, un castillo de cartón, un bosque, una montaña. Lo menos importante era el portal de Belén; lo divertido consistía en levantar el pueblo e ir colocando a sus habitantes: la lavandera, los pastores, los Reyes acercándose al portal un poco más cada día, el "hombrín cagando" del villancico, escondido detrás de las rocas....












En mi casa el nacimiento se colocaba sobre una tabla apoyada en unos caballetes, cubierta con una tela que colgaba hasta el suelo. Con los años aquel mundo mágico fue sustituido por unas cuantas figuras formando el misterio, y luego desapareció.











Este que os muestro hoy es obra de David Hornero y se lo he robado de su blog para traerlo a Mi casa. Tiene tanto encanto, su ejecución exige tanta sensibilidad y talento que no he podido resistirme. Viendo la vida posar ha sido un descubrimiento que más de una vez os he recomendado. Lo hago de nuevo. Allí hallareis mucha belleza.



martes, 25 de diciembre de 2012

"Oh Holy Night" por Billy Gilman



No os perdáis a este niño cantando Oh Holy Night. ¡Feliz Navidad! Gracias, José.

"Feliz Navidad", por Almudena Grandes

"A los que luchan por la dignidad de todos. A los huelguistas de la sanidad pública, a los combatientes de la marea verde, a los investigadores y científicos que no quieren emigrar, a los trabajadores de Canal Nou, a los de Telemadrid, a todos los periodistas que no han renunciado a su oficio, a los voluntarios que paran los desahucios, a los jueces que se niegan a que la justicia se convierta en un privilegio, a los farmacéuticos que se saltan la ley a la torera, a los que trabajan gratis en cualquier sector para mantener en pie los servicios que este Gobierno está arrebatando a los ciudadanos cuyos intereses debería proteger, a los que se movilizan, a los que se indignan, a los que protestan por ellos y por los demás.

A los pequeños héroes de la vida cotidiana. A los pensionistas que mantienen a sus hijos en paro con una pensión raquítica. A los abuelos que esta noche cenarán una tortilla francesa para que sus nietos no se queden sin juguetes. A las cocineras que harán milagros con el dinero que hace poco se gastaban sólo en turrón. A los que cantan y bailan con un sapo atravesado en la garganta. A los que van a contribuir a encender las luces de sus casas con la miseria que cobrarán el 8 de enero por veinte días de trabajo temporal, sirviendo mesas o empaquetando regalos. A los que recuerdan Navidades mucho más pobres, y se extrañan de que éstas nos den tanto miedo.

A los que lo están pasando mal. A los que no tienen trabajo, a los que no ven la luz, a quienes no duermen por las noches, a quienes sienten que les han robado el futuro. A todos ellos, cualquiera que sea el significado de esas palabras en este año maldito, feliz Navidad. A los demás, no. A los culpables, a los corruptos, a los indiferentes, a los insolidarios, a los mentirosos, lo único que les deseo es que se intoxiquen con una ostra justiciera. Ojalá."

Mis mejores deseos a todos a los que Almudena Grandes les desea Feliz Navidad. Diario El País, 24 de diciembre de 2012.

lunes, 24 de diciembre de 2012

Rectitud

Vivimos inmersos en una crisis ética de tamaño tal que nos asombramos ante gestos que deberían ser comunes entre "gente de bien". "Es un hombre de bien", se decía antes, y con esa frase quedaba resumido un talante, una actitud ante la vida en la que primaba la rectitud, la honorabilidad, la decencia. Siento el orgullo de haberme criado entre "gentes de bien", haber aprendido desde niña que algunas cosas no deben hacerse aunque sepas que quedarán impunes, que la honorabilidad no está en venta, que la zafiedad no solo es detestable por ruin sino también por antiestética.

La decencia es hoy un bien tan escaso que, cuando emerge, protagoniza titulares. En la sección de deportes del diario El País del sábado 15 de diciembre, la mayor parte de la página 62 lo ocupa una noticia bajo el titular El valor de un gesto. La historia es la siguiente: el 2 de diciembre, el atleta vitoriano Iván Fernández Anaya, de 24 años, corría el cross de Burlada, en Navarra. Iba en segunda posición, bastante distanciado del keniata Abel Mutai, medalla de bronce en los 3.000 metros obstáculos de los juegos de Londres. Cual no sería la sorpresa de Iván cuando observa que Mutai confunde una señal con la meta y se detiene una dececena de metros antes de alcanzar esta, creyendo haber conquistado el triunfo. Podía haberlo adelantado y llevarse la medalla, pero en vez de eso se colocó detrás, le hizo salir de su error y llegó segundo. Esto es, actuó con decencia. Y merece un titular por ello. Sin duda su actitud es encomiable, pero no debería resultarnos extraordinaria. Me viene ahora a la memoria una viñeta de Quino que estuvo colgada en la puerta de mi frigorífico hasta que se cayó a pedazos, y que he recuperado gracias a internet.






















Dado el nivel de corrupción que ha alcanzado España, qué bien vendría colocar la viñeta de Quino en más de un frigorífico.

domingo, 23 de diciembre de 2012

El fin del mundo

Pasó el día del fin del mundo y seguimos aquí, como era de esperar. La vida continúa con sus luces y sombras, para algunos más luminosa que para otros. Federico Mayor Zaragoza, en un artículo aparecido el viernes en El País, cuenta que entre el 20 y el 26 de diciembre tendrá lugar una alineación de astros que no volverá a ocurrir hasta que transcurra otra "cuenta larga" o B'aktún, la unidad más extensa del calendario maya, equivalente a 44.000 días. El día 21 fue el último día del decimotercer B'aktún. La cuenta se inició el día 21 de agosto del año 3.114 antes de Cristo. Da vértigo pensarlo, impresiona pensar que entonces existía una civilización con conocimientos astronómicos tan extraordinarios.  Así que, finalizado un ciclo, hace dos día hemos comenzado otra cuenta de 44.000 días (294 años y medio) que, por si fuera poco, coincide en el calendario maya con el final de un ciclo de más de 5.000 años llamado quinto sol . Acabamos de entrar en el sexto.

En vista de que llegaba el fin del mundo me dediqué a montar el árbol de Navidad con mi nieto, comencé a cocinar la cena de Nochebuena y charlé largo y tendido con gente a la que quiero. Termina un ciclo, comienza otro. Cuántas veces a lo largo de la vida he tenido esa sensación, en cuántas ocasiones se alinearon mis astros particulares de tal forma que ya nada volvió a ser lo mismo. Y desde la distancia creo que en general los cambios de rumbo fueron para bien. Sin embargo, ahora, quizá porque varias cosas sustanciales en mi vida penden de un hilo, quisiera que nada cambiara.

" Pero este fin del mundo de hoy lo que nos ofrece es una oportunidad maravillosa para celebrar los pequeños fines del mundo de cada día. Porque el mundo no se acaba nunca con un paff o un persistente olor a gas, sino que se le acaba cada día a mucha gente. Y ahora más que nunca. Se le acaba a quien pierde el empleo, a quien le quita la casa un banco, a quien le abandona la salud o se encuentra en el desamparo sin haberlo perseguido. Son esos fines del mundo a los que nadie concede ni la menor importancia, a los que apenas se les dedican películas de catástrofes. Porque esos sí que dan miedo y asco. No son carne de chirigota ni de película angustiosa a la que poner un final feliz para que funcione la taquilla. Porque nadie es presa del pánico porque el mundo se acabe hoy. Pero sí porque cualquier mañana se te acabe el mundo a ti". Así termina David Trueba su artículo "Fin", publicado en el diario El País . Sí, hay muchos motivos por los que se nos puede acabar el mundo que hasta entonces conocíamos, sin necesidad de que ningún meteorito se estrelle contra la Tierra.

La viñeta es de El Roto.

sábado, 22 de diciembre de 2012

Las Hoces del Duratón, en Segovia

Muy cerca de Madrid, en la provincia de Segovia, el río Duratón, afluente del Duero, ha ido socavando la roca caliza y dibujando un paisaje de una belleza extraordinaria, las llamadas Hoces del Duratón, un paraje protegido donde una numerosa colonia de buitres leonados ha fijado su residencia. Un precioso día de otoño, ya a las puertas del invierno, me dirijo hacia allí y durante un par de horas camino la senda que bordea el río Castilla, afluente del Duratón, disfrutando de un precioso paisaje.












La senda está tapizada de hojas amarillas, rojizas, de todas las tonalidades de ocre. El aire huele dulce. Sobre nuestras cabezas vuelan los buitres formando círculos, de vez en cuando alguno se introduce en las buitreras abiertas en la roca rojiza que bordea la hendidura por la que caminamos.



























No llegamos a alcanzar el Duratón. Llega la hora de almorzar y regresamos a Sepúlveda, la población más cercana, un pueblo precioso que os mostraré uno de estos días, y donde preparan un cordero extraordinario. Pero me prometo volver, con el almuerzo en la mochila, en cuando los días sean más largos.






















Estupenda la pintada que alguien dejó en plena senda. Con ella os dejo.


viernes, 21 de diciembre de 2012

"Macbeth" en el Teatro Real


“Es una producción para un público inteligente. Los que vengan para escuchar unas arias de bel canto mejor que se queden en casa. Es una presentación para defender una de las óperas más geniales que existen. Verdi y Shakespeare lo merecen. No es casualidad que el primer Verdi que hago en el Teatro Real sea este. Verdi luchó toda la vida contra las convenciones sobre lo que la gente pensaba de él. Macbeth fue una revolución en todos los campos: eligió por primera vez a Shakespeare y también supuso una ruptura musical. Verdi trabajó toda su vida en esta obra, la cambió para París y para La Scala de Milán.” Palabras de Gerard Mortier referidas a la representación de Macbeth, una de las cumbres de la obra verdiana basada en la tragedia de Shakespeare. En 2009 Mortier estrena en la Ópera de París la misma versión que ahora se representa en el Real, después de haber visitado la Ópera de Novosibirsh.

Quienes tenéis la paciencia de entrar en Mi casa con regularidad sabéis de mi amor incondicional a Mortier, que nos ha regalado momentos inolvidables con sus sucesivas programaciones en el Real, no siempre bien recibidas por el respetable. Pero  eso no quita para que me quedara atónita ante las declaraciones que reproduzco, recogidas por Daniel Verdú en el diario El País del 27 de noviembre, poco antes de su estreno en Madrid. Yo esperaba con verdadera ilusión esta ópera, pero el juicio de Mortier me llenó de inquietud. Parece ser que, para disfrutar plenamente de Macbeth era imprescindible un plus de capacidad de comprensión e inteligencia que dudo mucho poseer. Y, después de haber asistido al espectáculo, es evidente que no poseo. Me gustó casi todo: por descontado, la maravillosa música de Verdi, muy bien interpretada por la Orquesta del Teatro Real, que se supera en cada representación, dirigida en esta ocasión por el griego Teodor Currentzis; las interpretaciones del reparto, destacando el espléndido trabajo de Violeta Urmana como Lady Macbeth; la escenografía, original e impactante, a cargo de Dimitri Tcherniakov; los coros, imprescindibles en esta obra. Pero me temo que es en el aspecto en el que Mortier pretende de los espectadores ese "algo más" donde yo hago agua. Una pieza tan "heroica" como Macbeth, con tantos elementos mágicos, no tiene fácil encaje en el siglo XX donde este montaje pretende ubicarla. Y esa translación al "pueblo" de las brujas-oráculo está, a mi juicio, traído por los pelos, y crea confusión en más de una ocasión. Mis perdones a Mortier. Así y todo, el espectáculo es fantástico. 

Un botón de muestra:

Forges

Forges, diario El País, 18 de diciembre de 2012

jueves, 20 de diciembre de 2012

El Reina Sofía nos acerca a los años 30 del siglo XX


Hace unos días os ofrecía un itinerario por la exposición Encuentro con los años 30 que está teniendo lugar en el Museo Reina Sofía de Madrid, y os mostraba la obra de algunos artistas que trabajaron al margen de las tendencias auspiciadas por los regímenes autoritarios imperantes en Europa: una vuelta al clasicismo con el hombre-héroe como vórtice, el boato y la parafernalia oficial revestido de teatralidad y una supuesta grandeza ideada para apabullar y someter. "Se aspiraba a un mundo de titanes", afirma Borja-Villel, director del Museo, en la presentación de la muestra, "en el que irónicamente los individuos carecían de atributos y desaparecían engullidos por una masa que cedía todo el poder al partido".














Quizá sean el surrealismo y la abstracción los que con mayor contundencia responden al arte oficial, devenido en vanguardia. Pero todos los caminos se cruzan, se interrelacionan, y los individualismos no son impermeables a los aires imperantes en Europa. Se debate entre realismo, surrealismo y abstracción; la fotografía y las nuevas tecnologías abren universos desconocidos; se establece una dialéctica entre creatividad y propaganda.












Es fácil imaginar lo que los regímenes fascistas podían sentir frente a pinturas como las que os muestro, y perfectamente comprensible la repulsión que les inspiraban. Abro con una espléndida pintura de Picasso, El rescate, realizada en 1932. Más abajo, Composición surrealista, firmada por Yves Tanguy en 1930; y en el mismo año, de René Magritte, Cascabeles rosas, cielos en jirones. Sobre estas líneas Mujer ante un espejo, de Paul Delvaux (1936) y, de Wilhelm Freddie Inspiraciones salomónicas. Cierro con Camagüey hidráulico en cuclillas, robra de Jaume Sans fechada en 1935.