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jueves, 14 de mayo de 2015

"Si esto es un hombre", de Primo Levi

Por esas casualidades de la vida, un acontecimiento familiar me lleva a Frankfurt hace ahora un mes, y con motivo de ese viaje se organiza una visita a Weimar y al campo de concentración de Buchenwald. Tengo interés en conocerlo; creo que de algún modo se lo debemos a todas las víctimas del nazismo, asomarnos al horror que somos capaces de crear, al mal por antonomasia. Y no olvidar, para nunca repetir.
Antes, durante y después del viaje he leído las novelas que Jorge Semprún, superviviente de Buchenwald, escribió sobre su estancia en ese infierno. Y sigo leyendo sobre ello.
Os mostraré el campo, os hablaré de mi viaje y de lo que ha supuesto para mí. Lo haré muy pronto. Pero hoy quería traeros unos párrafos de Si esto es un hombre, el extraordinario relato de Primo Levi sobre su estancia en Auschwitz:

"Entonces por primera vez nos damos cuenta de que nuestra lengua no tiene palabras para expresar esta ofensa, la destrucción de un hombre. En un instante, con intuición casi profética, se nos ha revelado la realidad: hemos llegado al fondo. Más bajo no puede llegarse; una condición humana más miserable no existe, y no puede imaginarse. No tenemos nada nuestro: nos han quitado las ropas, los zapatos, hasta los cabellos; si hablamos no nos escucharán, y si nos escuchasen no nos entenderían. Nos quitarán hasta el nombre: y si queremos conservarlo deberemos que encontrar en nosotros la fuerza de obrar de tal manera que, detrás del nombre, algo nuestro, algo de lo que hemos sido, permanezca"
(...)
Imaginaos ahora un hombre a quien, además de a sus personas amadas, se le quiten la casa, las costumbres, las ropas, todo, literalmente todo lo que posee: será un hombre vacío, reducido al sufrimiento y a la necesidad, falto de dignidad y de juicio, porque a quien lo ha perdido todo facilmente le sucede perderse a sí mismo; hasta tal punto que se podrá decidir sin remordimiento su vida o su muerte prescindiendo de cualquier sentimiento de afinidad humana; en el caso más afortunado, apoyándose meramente en la valoración de su utilidad. Comprenderéis ahora el doble significado del término "Campo de aniquilación", y veréis claramente lo que queremos decir con esta frase: yacer en el fondo.
Häftling: me he enterado de que soy un Häftling. Me llamo 174517; nos han bautizado, llevaremos mientras vivamos esta lacra tatuada en el brazo izquierdo."
(...)
Una banda empieza a tocar junto a la puerta del campo: toca Rosamunda, la famosa canción sentimental, y nos parece tan extraño que nos miramos sonriendo burlonamente; surge en nosotros un amago de alivio, puede que todas estas ceremonias no sean más que una payasada colosal al gusto germánico. Pero la banda, al terminar Rosamunda, sigue tocando otras marchas, una tras otra, y he aquí que aparecen los pelotones de nuestros compañeros que vuelven del trabajo. Vienen en columnas de cinco: tienen  un modo de andar extraño, inhumano, duro, como fantoches rígidos que solo tuviesen huesos: pero andan marcando escrupulosamente el tiempo de la música".

A los nazis les gustaba la música y obligaban a los prisioneros a cantar, acompañando a las bandas, mientras les mantenían firmes en la plaza del campo durante horas, un amasijo de huesos en pleno invierno alemán, semidesnudos sobre la nieve; la música acompañaba las ejecuciones, las palizas, la  actividad del crematorio. Música clásica, marchas militares, música popular.

Os dejo con Rosamunda:

11 comentarios:

  1. Hoy no comento nada. Sobre atrocidades como esta, cualquiera se queda callado y meditando.

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  2. Todo eso ocurrió hace sólo unas décadas. Da miedo pensar que hay personas que quieren reverdecer la terrible semilla nacionalista y provocar un nuevo europicidio. ¡Como si la historia de Europa (invasiones, países limítrofes en guerra unos contra otros, genocidios y masacres...) no fuese ya suficientemente sórdida!

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    1. Yo creo que en gran medida este reverdecimiento de los fascismos es pura ignorancia, por eso es tan importante no olvidar: leer los testimonios de los que lo sufrieron, estudiar nuestra historia y, si es posible, visitar los escenarios del horror. Y estar muy atentos. Un abrazo muy fuerte

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  3. Y ¿para qué sirvió aquel infierno?, ¿para qué, malditos nazis que lo espoleasteis desde el primer momento?
    Un beso, Sol.

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    1. No sirvió para nada, José, excepción hecha de poder comprobar el grado de maldad que podemos alcanzar los seres humanos. Un beso, cielo

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  4. Para Fred: En cuanto venga a cuento, hablo un poco del único arquitecto socialista estadounidense, y salvo excepciones las personas que visitan la casa de Sol, suelen caer bien.
    Para Zumo de poesía y José: El nombre "fascismo" lo hemos inventado hace setenta años, pero el fascismo y demás autoritarismos son de toda la vida. Persas, medos, egipcios, sumerios, romanos, chinos, mongoles, asirios, etc etc etc.

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  5. Para Sol: El mal es inherente al ser humano; el bien también.

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    1. Sí, Manuel, desde Homo ergaster en ello andamos. Pero los tauro escitas de la Táuride euripidiana no tenían conciencia de que se pudiera ser otra cosa que arrambladores de doncellas aqueas o de cosechas cereales de la Hélade gloriosa. Después, con el derrame hacia el norte de la filosofía helena y con la dura férula romana se les empezó a esclarecer el cacumen y vieron que ser buena gente resultaba bueno. Claro que Roma tenía su manera particular de entender eso de ser o no ser buena gente. Y ahora el tauro escita es un pueblo pacífico y morigerado.Pero en esta corrala nuestra, ay, no cunde la civilización del buen rollo con el rarillo, pese a que nos evangelizaron las religiones del Libro. Seguimos siendo malísimos y tal parece que el gen del bien lo tenemos desactivado o en plena regresión.
      Hay que comprender que un asirio que se preciara no regresaba a casa tras la batalla sin su capacho de pies y manos amputadas, que era su cultura tan respetable ella. Luego vino Franco y tomó chocolate mientras firmaba distraídamente sentencias de muerte..., sin duda porque había tenido un padre crápula que maltrataba a su madre (por lo menos le ponía los cuernos). Llegó la Transición y ya no estuvo tan claro que las quijadas de los burro fuesen armas para descrestar al heterodoxo. Pero poca disculpa tiene Aznar, que aunque haya salido atusándose el pelo del audi achatarrado y que de allí en adelante empezara a ver a ETA hasta en el vestidor de Botella, fue a la escuela de curas de gente fina. Y luego se inventó lo de las armas de destrucción masiva y se lo vendió a Buch envuelto en papel de Biblia. Tan cruel como Assurbanipal, incitó a arrasar Mesopotamia, aunque hemófobo (homófobo no sé), dejó que fuese la aviación yanky la que hiciese la escabechina. Y el siguió viendo a ETA en los cubos de basura.
      Malos, somos malos a conciencia, solo hay que encender la tele para verlo.
      Todo este desbarre se debe en que en este preciso momento sufro un bache de moral. Y agravo más la situación si lo releo, porque sufre mi autoestima: no voy a hacerlo y pulso enter.
      No sé si Podremos o no, Manuel. Tú. ¿que opinas?

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