"El ruido, la furia de un mundo destemplado, egoísta, no nos
permite oír nuestra propia armonía interior. Una armonía que está conectada con
esa vibración de las esferas de la que hablaba Pitágoras, y que emite un canto
sereno, cálido, que proclama la reconciliación entre el pulso trágico que late
inevitable en todo ser humano y las fuerzas ocultas de la naturaleza. Percibir
esa música nos salva, nos proporciona el placer inmenso de sentirnos parte de
algo mucho más grande que nosotros mismos, en donde todo está concordado por
una cadencia general.
Sólo un mundo más solidario, más consciente de la necesidad
de buscar al otro, puede hacernos salir de la crisis global en la que nos
encontramos. Tenemos que saber que la historia se repite una y otra vez con
insistencia. Tenemos que ser conscientes de que siempre hemos superado
dificultades profundas, con imaginación, con coraje. No podemos olvidar que el
ser humano ha sido siempre valiente cuando las condiciones le sitúan en una
encrucijada límite en donde no tiene más remedio que decidir. Es entonces
cuando, con un instinto infalible, es capaz de jugársela y tomar decisiones
acertadas.
No estamos solos. Desde la unión encontraremos respuestas.
Desde la defensa apasionada de la cultura, la cultura como medio de fomentar la
creatividad individual y colectiva, superaremos la actual situación de
estancamiento. La cultura es imprescindible en momentos difíciles y nunca como
ahora es más necesaria la unión del arte, la ciencia y el pensamiento. Pero
debemos dejarnos inundar por la música. La música es la palabra revelada,
dirigida directamente al corazón de los seres humanos. Saber interpretarla es
el gran reto que tenemos por delante. Si lo conseguimos, intuiremos de dónde
venimos y, lo que es más importante, hacia dónde vamos. La música, como bien
sabía Schopenhauer, es lo único —junto con la comprensión global de la
naturaleza, el arte y la religión— que puede aplacar ese sufrimiento
desesperado por no conocer el sentido de nuestra vida. Nuestra existencia tiene
una explicación, un fin, y el instrumento para desentrañar su secreto está en
la música.
Por primera vez, a los 58 años, he sentido la necesidad de
escribir un libro. Un libro que enseña a escuchar nuestro propio sonido
interior a través de Beethoven, Schubert, Schumann, Brahms, Liszt, Wagner y
Mahler. Sus testimonios, susurrados en primera persona al oído de los lectores,
van desgranando el dolor de sus vidas, el gozo de sus sueños, la miseria de sus
miedos, la insobornable lucha por crear una obra inmortal. Como músico necesito
sentir el pálpito del ritmo. También en la literatura. Cada vez que concluía un
capítulo lo leía una y otra vez en voz alta, corrigiéndolo hasta conseguir que
las palabras se acercaran a la música. Ese ha sido mi principal objetivo. Y
nada me haría más feliz que este libro mostrase que la vibración del mundo es
el pálpito de la música y que podemos recorrer nuestras vidas abrazados como
hermanos llevando su mensaje de amor y entrega a los demás."
Xavier Güell, diario El País, 23 de mayo de 2015.
Es un libro expléndido y brillante. Buen amigo
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